Ocobos y eucaliptos

Camilo González Pacheco

Históricamente, Francia ha liderado trascendentales gestas de defensa del humanismo y de democracia integral. Por estos días, su vigesimoquinto presidente de la República, Emmanuel Jean-Michel Fréderic Macron, de nuevo ha retomado parte de esa vanguardia abanderando la propuesta de construir en su nación un proyecto humanista, republicano, social y ecológico, basado en el trabajo. De manera especial, en lo que él define como “la liberación de las fuerzas académicas, culturales y empresariales”, orientada entre otros objetivos estratégicos, a consolidar una sociedad más justa e igualitaria.
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Como podemos observar, lo ecológico, constituye parte esencial en la propuesta  programática  de las nuevas fuerzas políticas y sociales de avanzada a nivel mundial. Precisamente en Francia, Sandrine Rousseau, de cara a las elecciones legislativas de junio, abandera con gran expectativa democrática, una propuesta política sustentada en la unión popular, ecológica y social. Son nuevas y decisivas realidades políticas, económicas y sociales, necesarias de abordar en los programas e idearios partidistas coyunturales y estratégicos que surgen con fuerza a nivel mundial y continental. También, valga la pena resaltar, en lo nacional y regional. 

Todo lo anterior, -con excusas a los lectores por este abrupto descenso -  para aterrizar con un paracaídas ambiental, de lo universal a lo local. De Europa al Tolima. Más precisos aún, para descender en el parque Centenario de Ibagué, que últimamente ha sido noticia, porque alguno de sus árboles no han muerto de pie sino de costado, por haber sido talados a partir de decisiones de entidades gubernamentales de competencia regional. 

Aprovechando entonces, la figura central del árbol, como personaje de estos días, valga la pena unirnos en una sola voz, en defensa de nuestro patrimonio ambiental. Y resaltar lo nuestro, para cuidar y conservar. En especial, nuestros emblemáticos ocobos: el rosa (Tabebuia Rosea), el blanco (Tabebuia Ochracea), el amarillo (Tabebuia Chrysantha), que como dicen consagrados historiadores tolimenses, fue declarado por el Concejo de Ibagué, por allá en el 2000, como árbol insignia de la ciudad. Algunos de ellos –de los historiadores- consideran un misterio su aparición en la región. Se ha dicho, que fue traído de Armero a Ibagué, por un grupo de Damas Rosadas, en los inicios de los años 40 del siglo pasado. Pero no se registra quién ni en qué fecha los llevó a Armero.  

Para honra y honor del Tolima, en cuanto arboles emblemáticos de Colombia, recordemos también que las semillas del bello eucalipto fueron traídas de Europa por nuestro ilustre paisano Manuel Murillo Toro por allá en 1864, cuando venía a tomar posesión de la Presidencia de la República, luego de ocupar la embajada de Colombia en un país del ‘Viejo Continente’. Sembrar es vivir. 



 

¡Hagamos región y apoyemos lo nuestro! 

 

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Camilo A. González Pacheco

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