Con el crimen en alza   

Darío Ortiz

Desde el no había tantos homicidios en Colombia como en el año pasado que ascendieron a 13.709, según datos de la Policía Nacional. Esa cifra es casi 1.600 más homicidios que en el 2020 que nos mantuvieron encerrados y casi 1.200 homicidios más que en el 2019. La mitad ocurrieron en las ciudades y 8.095 fueron por sicariato, o mejor dicho mandados matar y hubo 327 muertos en 92 masacres según Indepaz. Entre los muertos hay casi 50 desmovilizados de las Farc y 751 venezolanos, 307 más que en el 2019. La única de las grandes ciudades que tuvo disminución en número de homicidios fue Medellín. 
PUBLICIDAD

El Director de la Policía Nacional, que no tengo claro cómo ha combatido el sicariato, sostuvo hace unas semanas que, de no ser por la decidida acción de la Policía y sus planes contra el crimen, los muertos serían muchos más y que el aumento se debió al narcotráfico; ese problema que desde hace décadas es citado como la causa final de todos los males en Colombia. Además, claro, de las tesis ‘conspiranoicas’ que le echan la culpa a rusos e iraníes.  

Estas cifras son importantes porque permiten comenzar a evaluar las políticas de seguridad del gobierno que termina en pocos meses, y que según vemos fueron menos efectivas que el último gobierno de Santos. En la parte rural, diferentes analistas creen que el incumplimiento pleno de los acuerdos de paz y la incapacidad del estado para llevar presencia a las antiguas zonas de guerra ha permitido el crecimiento de grupos al margen de la ley y la confrontación por los territorios y el espacio de dominio dejado por las extintas Farc; aunque los municipios con presencia de disidencias o bandas criminales son muchos menos que donde existía guerrilla antes de los acuerdos. Por su parte los golpes dados a los cabecillas de estructuras paramilitares o guerrilleras no han disminuido el accionar de esas organizaciones con su rastro de desplazamiento, robo de tierras y muerte.  

En las ciudades por su parte, donde ha aumentado notoriamente el crimen, pese al aumento del pie de fuerza de la policía, se les atribuyen las causas a factores desequilibrantes como la pobreza, el desempleo y la migración que aumentaron considerablemente desde el 2019. Así que, sin una verdadera política de paz dirigida sin ambages desde el gobierno central, acompañada de una clara política social en campos y ciudades, y un amplio plan de oportunidades y reinserción social para los migrantes, el siguiente gobierno verá seguir creciendo esas cifras de homicidios en las zonas rurales y urbanas donde no tiene control territorial.  

Cuento aparte, pero no menos importante, es el necesario cambio en la política antidrogas cuyo fracaso es evidente por el aumento del consumo, el cultivo y la producción de estupefacientes, a nivel mundial. Desafortunadamente solo los partidos y candidatos minoritarios en estas elecciones hablan de la despenalización de la droga, así que seguiremos teniendo al narcotráfico como excusa del siguiente mal gobierno.

Darío Ortiz

Comentarios