Sana mezcla de usos del suelo: un gran reto del P.O.T. (parte I)

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Los planes de Ordenamiento Territorial tienen dentro de sus grandes misiones y funciones clasificar el territorio de los municipios en suelo urbano, suelo rural y suelo de expansión. A su vez, establecer categorías de suelo suburbano y de protección, de conformidad con la destinación que se dé a su uso.

El suelo urbano está constituido por las áreas del territorio municipal que cuentan con infraestructura vial, redes primarias de energía, acueducto y alcantarillado, posibilitando su urbanización y edificación, de tal forma que, en ningún caso, el perímetro urbano podrá ser mayor que el perímetro de servicios públicos o sanitario. Es decir, la ciudad no puede crecer urbanísticamente si no crece en su red de servicios púbicos domiciliarios.

El concepto de mezcla de los usos del suelo, principalmente en el área urbana, proviene del desarrollo social, económico y cultural de las comunidades, donde los ciudadanos, como actores estratégicos, han participado en los procesos de transformación en distintos sectores, y junto con las decisiones concertadas entre la Administración municipal y los particulares, han dado como resultado la mezcla de usos que hoy identifican y desdibujan la ciudad.

El mejor funcionamiento del Municipio depende, en gran parte, de la correcta gestión de los usos del suelo y de su concordancia con el modelo de ocupación del territorio propuesto en el Plan de Ordenamiento Territorial.

Las conductas sociales nos permiten identificar puntos de convergencia y/o divergencia de la ciudad y la mezcla de los usos del suelo sin control, ocasiona serios conflictos derivados de factores como el ruido, los olores, horarios de funcionamiento, movilidad, invasión de espacio público, actividades de impacto y, en algunos casos, elevación de los niveles de inseguridad, aspectos que perturban la tranquilidad y la convivencia pacífica.

Bares, tabernas y discotecas en zonas residenciales; casas de lenocinio colindando con clínicas, templos y colegios; grandes bodegas ubicadas en zonas céntricas de la ciudad; urbanizaciones y barrios rodeados de molinos, trilladoras y fabricas, aspectos que, desde los usos sociales y las normas urbanísticas resultan abiertamente incompatibles.

La pregunta obligada al respecto es: ¿Qué ha sucedido en Ibagué durante los últimos 15 años en materia de ordenamiento territorial? (Continúa…)

Credito
CAMILO DELGADO HERRERA Concejal de Ibagué

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