Una lágrima por Boris

Boris de Greiff (Medellín 1930) acaba de enrocar largo. Su calidad y calidez humanas no volverán a mover las piezas del juego que amó. No quiso homenajes. Cremación en el barrio de los acostados y vámonos.
Credito
ÓSCAR DOMÍNGUEZ GIRALDO

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