“La paz se lleva por dentro”

Es una afirmación reciente del presidente Mujica, de Uruguay, un exguerrillero que ahora dirige su nación, cuando está en el atardecer de su vida, como decía un pensador “Cuando la luz declina y las sombras crecen”.

Este anciano Presidente, cada vez que habla, nos invita a reflexionar en la inmensidad de lo que transcurrió su vida: en los cambuches de la selva o en las cárceles de su país, hasta que se dio cuenta de que la pelea debía darse de cara a su pueblo, para poder transmitir su pensamiento y para sembrar la causa de la transformación.

Lo hace ahora, en medio de una austeridad y de una sencillez, comparables a las que ha manifestado el papa Francisco, que cada vez que habla pone a pensar al mundo y a quienes han dirigido la Iglesia en medio de dogmas rígidos y de conceptos inamovibles, que tal vez han generado más perturbación que reconciliación.

Dentro de ese pensamiento, ha dicho Mujica que se necesitan recursos para crear un mundo mejor en materia de cultura y conocimiento, que permita a las gentes alejarse de la violencia y construir la reconciliación y el progreso.

Me parece que ahora que se habla del escenario del posconflicto, debemos apuntar a ese objetivo, el de apalancar los recursos, para poder sembrar en cada uno de los ciudadanos de este país la cultura de la paz, de la convivencia pacífica y de la reconciliación, de tal manera que ese conocimiento sea una fuente de riqueza espiritual, que permita olvidar el tiempo pasado, que facilite el cambio de la mentalidad y que permita crear, construir y hacer grande lo que merece serlo.

Mujica dice también que “Cuando se vive para la venganza, se actúa como un loco que da vueltas a la columna”. Qué frase tan gráfica, tan contundente y tan entrada en razón. En Colombia llevamos ya cinco décadas dando vueltas a la columna, multiplicando los muertos, los atentados terroristas, los secuestros, el negocio de los narcotraficantes y la corrupción. Cincuenta años indican que miles de personas han nacido, han crecido y han muerto en el campo de batalla, y también han dejado descendencia que sigue dando las mismas vueltas al mismo palo.

¿Por qué no podemos iniciar el camino de la reconstrucción? El mismo estadista-proletario nos dice que “La política tiene que ser el instrumento para que la gente viva mejor” y ello nos invita a que se construya el escenario de las ideas, de la creatividad y de la firmeza conceptual, que nos permita avanzar. Termina diciendo el mandatario “Cada madrugada amanece y la vida tiene que ser un porvenir”. Eso es posible conseguirlo, si la paz se lleva por dentro.

Credito
EDUARDO DURÁN GÓMEZ

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