Pitágoras a la Rectoría de la UT

Ricardo Ferro

En el top de los locos famosos del Mundo está Pitágoras, matemático y filósofo griego que llegó a ser considerado díscolo no solo por ser un adelantado con los números, sino además por ‘escuchar’ voces sobrenaturales que alimentaban su genialidad. Comparte este ranking al lado de Newton, Rasputín, Bethovhen y Van Gogh.

Desde hace 37 años, un Pitágoras local apareció en la Universidad del Tolima. Antes, la historia cuenta que deambuló un lustro por las Piscinas Olímpicas de la 42.

Es un hombre grande, solo, callado, taciturno, con sombrero, chaqueta jean y costal al hombro, que ha visto pasar casi dos generaciones en el alma máter. Los estudiantes pasan y le dicen “una risa”, y éste, con desencajada carcajada, dejando ver solo tres dientes lanza un frenético “jajajajaja” y sigue su camino.

El Pitágoras criollo recoge vasos desechables, botellas y bolsas. Presta el servicio -sin contrato alguno- de aseo, orden, reciclaje y ornato de la Universidad. Y muchas veces en las ventanas se goterea clases y conferencias. Dijo recientemente el profesor Carrión: “Él hace parte del mobiliario de la Universidad”.

Es Luis Alfonso Orjuela, el inquilino que adoptó hace casi cuatro décadas el campus. Recientemente se conoció su nombre de pila cuando le tomaron las huellas, las llevaron a la Registraduría e intentaron sacarle la cédula para afiliarlo a la seguridad social. Otros alumnos y docentes adelantan colectas para que en los periodos vacacionales pueda asegurar el almuerzo. Se ha ganado el corazón de la Universidad entera. Grafitis, murales, óleos y books fotográficos se han hecho en su honor.

Por estos días, ante la crisis financiera de la UT, se han vuelto a escuchar las voces irreverentes e impotentes que proponen a Pitágoras a la rectoría para encontrar fórmulas a la grave crisis.

Y los que lo candidatizan tal vez no estén del todo deschavetados. El total de matriculados en los 41 programas disminuyó en 14 mil entre 2012 y 2014 según cifras de la Rectoría. Un decrecimiento del 37%. En el Idead (Distancia) ha sido de la mitad.

Si cada estudiante paga en promedio 431 mil pesos semestrales podemos decir que la Universidad ha recibido por matrículas 12 mil 900 millones menos por año. Si además se contrasta, que pasó de 520 funcionarios en 2011 a 1008 en 2015, la pregunta que salta a la vista es: ¿será que estamos frente a una ‘demencia administrativa’ a la que hasta ahora no se ha encontrado, ni se le prevé, cura en el corto plazo? Porque de ser así, no sonaría tan descabellada la frase que se escuchó por estos días en la UT: “Que gobierne un loco, porque los cuerdos no pudieron”.

ricardoferro2020@gmail.com

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