El Circo Rojo

Ricardo Ferro

Eran las 11:35 de la mañana del pasado viernes, cuando en un programa radial escuché al dirigente liberal Alfonso David Durán decirle en la cara a sus copartidarios Disraelí Labrador y César Picón que aún no se decidía a participar los próximos 2 y 3 de abril en las jornadas de conformación de asambleas y directorios que fueron convocados por la Dirección Nacional del partido Liberal porque, a su criterio, lo que tienen montado sus jefes en el Tolima “es un circo”.

Entonces pensé varias cosas: primero, la historia del circo, me imaginé a chinos, mongoles e hindúes preparando a sus guerreros con rituales religiosos y festivos.

Seguidamente, los griegos con números de luchadores haciendo malabares de objetos gigantes y romanos protagonizando carreras de caballos y carretas, desafiando sus vidas frente a peligrosos animales para divertir al emperador y a la multitud.

También las artes corporales, culturales y teatrales al lado de saltimbanquis en la Edad Media, dando origen al circo moderno, como lo conocemos, con carpas y pistas circulares donde cohabitan toda suerte de artistas.

Finalmente, rememoré la historia reciente, esa de la que fui testigo presencial: las funciones a las que asistí de niño, joven y adulto de los circos Roland, de Bebé, el de Quico, el Ruso Sobre el Hielo, el de Pekin, el de Raúl Gasca, el de la Chilindrina y hasta el canadiense Círco del Sol.

Los mayores recordarán los primeros circos ubicados en la cancha Marte del estadio Murillo Toro y algunas funciones en el Coliseo Cubierto de la calle 42. Fue en este último donde la implacable historia dirá que un elefante mató a su cuidador que de manera irresponsable le apagó una colilla de cigarrillo en una pata trasera. El animal se soltó de la cadena y con su trompa hizo ‘justicia salvaje’. En buena hora la legislación colombiana prohibió los animales en los actos.

Pero es claro que el dirigente liberal hacía referencia a un espectáculo circense distinto, uno en el que coexisten otra clase de ‘artistas’ y bufones que componen otra comedia en la democracia regional.

Creo que Alfonso David imaginó un luminoso cartel donde se leía: “Todos al Circo de los hermanos del Líbano: con la presentación de Mauro y su perrero sensación; El traicionado Rubencho; El Santos, y su revelador “lapsus”; El Gran Gaitán y su espectacular tragafuegos, el mago Camilo con su último truco. Invitado especial (aunque quemó el carnet y está fuera del Partido): Memo y su show de perritos futbolistas. Todos a inscribirse por Internet, no olvidar llevar rodilleras. Buses a todos los barrios. ¡Y después no diga que no le avisaaamoooooss!

ricardoferro2020@gmail.com

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