Una procesión sin Santos

Ricardo Ferro

La paz es algo serio, sin embargo con este gobierno nada se sabe. Y es que se ha vuelto costumbre que el Presidente un día diga una cosa y al siguiente salga con otra. Cuando Santos hace anuncios de paz o de infraestructura, bien sea en esmoquin o en calzoncillos, lo primero que pasa por la mente de cualquier colombiano desprevenido es que toca prepararse para un posterior ‘reverso’. La Semana Santa nos dejó una nueva reculada del primer mandatario, gracias a su anuncio de seis meses atrás según el cual el 23 de marzo firmaría la paz. Una reculada más para el top que continúa encabezando la que se derivó de la memorable frase: “El tal paro nacional agrario no existe”.

El mismo 23 de marzo, el equipo negociador en La Habana emitió un comunicado que, desde el título en adelante, estuvo lleno de lugares comunes. Increíble que después de tres años y medio en la paradisiaca isla, se haga referencia a “un buen acuerdo”, como si se tratara de algo novedoso en el proceso y no un punto de partida.

El país está esperando resultados, y como “nada está acordado, hasta que todo esté acordado”, las declaraciones en las que se celebran porcentajes de avance no dejan de ser simples saludos a la bandera. El Presidente y la guerrilla deben ponerse serios. A ambos se les acaban no solo el tiempo, sino el margen político de acción.

Propuestas como equiparar a los guerrilleros con los integrantes de las Fuerzas Militares, así como el estancamiento de las negociaciones porque el Gobierno interpreta las zonas de concentración de una manera y la insurgencia de otra, son solo sabotajes a un proceso que ha ido perdiendo credibilidad, como lo demuestran las encuestas.

El ciudadano del común no quiere que estas largas negociaciones terminen en una frágil y dudosa amnistía para un grupo insurgente, sino, realmente, en la paz de Colombia.

Por eso, en estos cruciales momentos, es urgente concretar la forma de la refrendación del acuerdo, y si el procedimiento no es el originalmente plateado por el Gobierno, pues otra vez tendrá que recular, y si la solución es, como se viene sugiriendo desde diferentes orillas, una constituyente, pues se tendrá que comenzar a recorrer ese camino, no soterradamente como sucedió en los albores de la negociación, sino de frente a la ciudadanía, para que hombres y mujeres de todas las tendencias políticas, razas y condiciones socioeconómicas, elegidas popularmente y no a dedo, lleven el proceso a buen puerto.

Saque de Banda: Con su demostración de fútbol en Bolivia para acallar las críticas, James Rodríguez dio una verdadera cátedra de buen gobierno. Nada que ver con el ‘espontáneo’ y ‘coincidente’ espectáculo de hace unos días de altos funcionarios haciendo bullying a la oposición a través de las redes sociales, en lugar de estar trabajando, por ejemplo, para evitar la crisis económica, la energética y la mas reciente internacional…

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