Juan Mario Laserna, el politécnico

Ricardo Ferro

En la Comuna 12 de Ibagué existen dos barrios tradicionales que comparten un parque – plazoleta. Se trata de El Ricaurte y el Kennedy. Allí hace algo menos de un año tuve el honor de compartir una gran reunión con Juan Mario Laserna, quien en ese momento hacía parte tanto de una de las emisoras mas escuchadas a nivel nacional, así como de la Revista mas reconocida en materia económica.

Llegó Juan Mario a la manifestación con una camisa corta a cuadros, un pantalón y unos tenis. Se veía feliz. Su amor por esta tierra y su vocación de servicio lo habían distanciado seis años atrás de los cargos técnicos para los cuales se había preparado con tanta dedicación y esmero en las mejores universidades del Mundo.

Muy seguramente en la década anterior, habría sido improbable imaginar a Laserna, Viceministro de Hacienda y posteriormente Codirector del Banco de la República subido en una tarima en una manifestación política, echándose un discurso con todo y “vibrato”, mientras la gente lo aplaudía y lo animaba a punta de “vivas”.

Ahora que su prematura partida nos llena de tristeza, es importante reconocerle no solamente su preparación académica y su experiencia profesional en temas económicos, sino su capacidad de lucha y su humildad que fueron precisamente atributos que le permitieron ingresar a la política.

Y es que, así como recuerdo ese mitin en los barrios del sur, también se me viene a la memoria una conversación pocos días después de las elecciones al congreso de la República en el año 2014. En esa oportunidad y bajo la nostalgia de la derrota, Juan Mario trataba de sobreponerse a los resultados que lo obligaban a mirar horizontes distintos, por lo menos, durante un tiempo.

No es fácil entender, ni para él ni para otras personas, cómo muchos de sus amigos que en el 2010 habían jugado a fondo para que él fuera senador, cuatro años después pudieran cambiar de parecer.

Se oirán frases que harán alusión a la famosa “dinámica” de la política, pero la verdad es que solo en la conciencia de sus primeros electores estará la respuesta real de por qué no lo apoyaron en la segunda oportunidad, a pesar de haber conseguido un sinnúmero de recursos para el Departamento, haber acompañado a los mandatarios de turno en sus gestiones sin importar el color político o, haber hecho parte de debates trascendentales para el país, en donde su intervención fue fundamental.

Juan Mario era un hombre de convicciones, tenía claro que no renunciaría a sus sueños por un traspiés, era un luchador, tanto como deportista, porque fue el deporte que practicó durante varios años, así como en la política, porque no estaba dispuesto a renunciar a la arena.

Siendo nombrable por su hoja de vida y elegible por sus cualidades y calidades, Laserna tenía un futuro promisorio como pocos, en el Tolima y en país.

Ojalá los electores primarios, que tuvieron la oportunidad de ver esta semana el centro de la ciudad abarrotado de personas que le rindieron un último homenaje a este gran hombre, reflexionen sobre la importancia de su participación en la política y el deber que tienen para escoger personas que realmente merezcan ocupar los cargos públicos.

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