Alguien tiene que decirlo

Ricardo Ferro

Que fácil es fungir como defensor de los mandatarios de turno. En el top de las frases más usadas están “va muy poco tiempo”, “el anterior era peor”, “con tanto ataque no lo han dejado hacer nada”, “esos son inventos de los que perdieron porque están colinos o inconformes”. Y obvio, además de las respuestas evasivas está el famoso bullyng con el fin de acallar las críticas, por justificadas y propositivas que sean.

Pero alguien tiene que decir lo que está pasando. De lo contrario la historia condenará al atraso a territorios prósperos como el nuestro. Todo por cuenta de malos gobiernos y de políticos y líderes de opinión igual de malos que se fueron convirtiendo en escuderos dedicados al ‘tapen, tapen’.

Este en un momento crucial para Ibagué. Indudablemente la confianza se rompió después de la debacle de los Juegos Nacionales y por lo mismo la gente está pidiendo a gritos gobiernos transparentes que tengan cero tolerancia frente a la corrupción.

Aquí no se trata ni de tener mala memoria y permitir que haya impunidad para los responsables de ese deplorable escándalo nacional del que fue protagonista la ciudad en el pasado cuatrienio, ni tampoco se puede llegar al extremo, que por andar todo el tiempo ‘mirando por el retrovisor’, nos olvidemos del presente y pasemos de agache frente a nuevos episodios de corrupción que se puedan presentar.

Infortunadamente para la tierrita lo de los Juegos Nacionales no es un hecho aislado y por lo mismo, el fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, en su reciente visita a la capital tolimense, tuvo que hacer referencia a otros elefantes blancos ampliamente conocidos.

¡Que bueno que la Fiscalía haya decidido poner el dedo en la llaga en temas neurálgicos como el Acueducto Complementario! No se puede permitir que Ibagué vaya a engrosar la lista de ciudades en las cuales los acueductos para lo único que sirven es para que funcionarios y contratistas se enriquezcan mientras la población sigue sin tener acceso al agua potable. O como dijera un veedor ciudadano “hay que acabar con la picardía de quienes se gastan millonadas de plata en acueductos, para que al final los contratos les den de comer a muchos, pero las obras no le den de beber a ninguno”.

Claro que por el bien de la ciudad ojalá no se le siga agregando trabajo a la Fiscalía, porque de que nos sirve cerrar dolorosos capítulos pasados, si después van a aparecer ‘perlas’ como alumbrados navideños de mil seiscientos millones de pesos y pesebres de mas de 13 millones cada uno, que terminan poniendo en duda el tan anunciado final de una era de corrupción.

Por lo pronto, habrá que prepararse para ver más seguido al Doctor Néstor Humberto por el Tolima. Su promesa de sacar del “baúl de la impunidad” ésta y otras investigaciones, llena de esperanza al pueblo del Tolima en el arranque de este 2017.

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