Por escrito, porque pa’l mamón no hay ley

Ricardo Ferro

“La cosa es sencilla, sacaron a los niños del colegio, no les dijeron ni para qué, ni como, ni quienes venían, ni nada, no nos avisaron a los profesores, no nos dijeron a ninguno, no supimos. (a los estudiantes) los sacaron con unas bombas blancas y cuando los tenían afuera, les cerraron la puerta para que no entraran”.

Así resume el profesor Jaime Romero el polémico encuentro de guerrilleros armados con niños del colegio Ciudad de Ibagué a través de la emisora Ecos del Combeima.

Por su parte la rectora Gloria Capera, expuso en otra emisora (La Cariñosa), que había recibido la visita previa de una integrante de una ONG de nombre Venus y otra que supuestamente no solo venía en representación del Secretario de Gobierno del Municipio, sino que además le traía un mensaje de parte de él, en el sentido de que “colaboraran cuando pasara la caravana, de pronto un saludo” y, agregó Capera, “nos dieron unas bombas blancas”.

El Secretario de Gobierno(e) se declaró “sorprendido” frente a las afirmaciones de la docente por cuanto, según el funcionario, “nunca dimos ese tipo de autorizaciones, ni contábamos con que estas personas iban a estar en esta institución, nos enteramos después” y reiteró enfáticamente que ni conoce ni ha visto en su vida a la señora Venus y que “es totalmente falso que haya salido autorización de la Secretaría de Gobierno”.

Tatiana Aguilar, secretaria de Educación, también indicó que se enteró de los hechos con posterioridad a su ocurrencia. Sin embargo, no le pareció mal que los niños se entrevistaran con los guerrilleros, por el contrario consideró que lo sucedido “demuestra el afecto que nuestros estudiantes tienen frente al proceso de paz”.

Precisamente, en lo que sí coincidieron los dos secretarios con la Directora fue en el apoyo al proceso de paz, y sea o no consecuencia de lo ocurrido, lo cierto es que en los próximos días la cartera de Educación deberá comunicar al profesor Romero si continúa o no en el colegio, ya que la Rectora pidió su traslado.

Hasta ahora todos los reflectores han recaído en Gloria Capera, por cuanto es evidente el peligro que representa para unos menores de edad, el hecho de sacarlos del colegio para interactuar con unos individuos armados y en una vía nacional. Sin embargo llama poderosamente la atención que una persona con tantos años de experiencia aceptara una invitación, que más pareció una orden, de unos ciudadanos que, según la normatividad vigente, ni siquiera se encuentran jerárquicamente por encima de ella.

Por lo cual, la recomendación para la señora Capera y los demás rectores sería, en primer lugar, que hay órdenes que no se cumplen, sin importar de quien vengan, y frente a las que sí se pueden cumplir, deben ser por escrito, ya que muchos han terminado ‘envainados’ por una instrucción verbal, que cuando se presentan los problemas, no aparece nunca quien la dio.

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