No hay nada mejor para la memoria que el ejercicio físico, mantenerse activo intelectualmente, seguir una dieta baja en calorías y dormir bien.

La buena memoria está estrechamente relacionada con la calidad del sueño. Por eso se recomienda hacer siesta, pero no mucho. 30 minutos o menos fortalecen la memoria.

La oxidación celular y la inflamación son las principales causas para que la memoria empiece a fallar. La oxidación celular causa el envejecimiento y la muerte celular. De los 45 o 50 años, el envejecimiento celular produce la muerte de unas 10 mil neuronas al día.

Con el proceso natural de envejecimiento viene también una disminución en la velocidad de procesamiento intelectual. Si bien esto no significa necesariamente una pérdida de la memoria, se puede producir déficit de atención y problemas de memoria. “Si empiezan a perderse neuronas, se va perdiendo la capacidad de estructurar la información adecuadamente”.

Además del envejecimiento celular, neuropatologías como el alzhéimer, estrés crónico, déficit vitamínico y mal funcionamiento de la glándula tiroidea pueden causar pérdida de la memoria.

Hay varias formas de memoria, y por lo tan    to diferentes tipos de olvido: Tenemos una memoria de trabajo, bastante inmediata y efímera. Es la que guarda, por ejemplo, un número telefónico por tan solo unos segundos. Está también la memoria a corto plazo, menos fugaz, y la de largo plazo: “Esa se guarda en depósitos de memoria muy primitivos del cerebro, en áreas que están muy adentro”.

La memoria a corto plazo, almacenada en la corteza cerebral a través de este proceso y utilizada con más frecuencia, es más frágil que la de largo plazo. Lógicamente el que más “ejercicio” hace es el que más fácil se cansa. Y esa son las neuronas que más fácil se pueden dañar.

Una última recomendación para mantener una buena retentiva es mantenerse alejado del cigarrillo. Más vale cuidar la memoria, nuestras 100 mil millones de neuronas, esas células sin las cuales las maravillas de la mente serían imposibles.

La memoria a corto plazo consiste en una potenciación temporal de las conexiones neuronales, que se llama sinapsis, y que puede convertirse en memoria a largo plazo mediante un proceso de repetición y asociación. Cuando estos procesos se cumplen y nuestra memoria necesita preservar un recuerdo de forma duradera, el hipocampo cerebral “dispara” estímulos  y se produce un proceso en el que los recuerdos quedan almacenados en diferentes partes del cerebro. (Síntesis de una información recibida por Internet).