No nos dejamos quitar el centro

Las directivas del Frente Antiterrorista deben haber pensado que si se autoposicionan en el centro nos desplazan a todos los demás hacia la izquierda, hacen desaparecer del radar a la derecha y a su brazo armado y se quedan con las mayorías.

Algo que llamó mucho la atención en el lanzamiento del autodenominado Frente Antiterrorista es que se ha definido como un movimiento de oposición al gobierno de centro centro. Ese posicionamiento inaugura otro episodio de “panflación” y traslada este fenómeno al campo de la afiliación política. La “panflación” es una tendencia a desfigurar la realidad que contribuye a deteriorar todo, desde las tallas de vestidos de mujer hasta las calificaciones de la universidad.

La revista The Economist (Abril 7 de 2012) dice que las tallas para mujeres han ido devaluándose a medida que avanza la edad de las consumidoras. La talla 10 europea que hace 35 años era para mujeres con cinturas de 60 cm hoy es para matroncitas de 75 cm que están felices de seguir comprando la misma talla. La gente ya no viaja en clase económica, sino en clase “voyageur” o “world traveller” (el Economist conceptúa que más bien deberían haberla llamado Clase Sardina) y no duerme en habitaciones corrientes o sencillas en los hoteles, sino en cuartos “deluxe” (las mismas corrientes, pero caras).

Las directivas del Frente Antiterrorista deben haber pensado que si se autoposicionan en el centro nos desplazan a todos los demás hacia la izquierda, hacen desaparecer del radar a la derecha y a su brazo armado y se quedan con las mayorías, que en Colombia han sido tradicionalmente de centro centro. Brillante idea, pero el centro ya está ocupado y los que estamos ahí no nos vamos a retirar ni dejar que nos empujen a la izquierda por no estar de acuerdo con lo que propone este autoproclamado frente de salvación nacional.


Aunque hay un amplio respeto y subsiste simpatía con el expresidente Uribe, algunas de las ideas expuestas por sus alfiles están muy distantes de las que prevalecen en el centro del espectro ideológico. Los colombianos de centro son urbanos y de clase media en su mayoría, muy probablemente provienen de familias liberales o conservadoras moderadas, y son demócratas, individualistas y dan mucha importancia a la libertad y a su autonomía para tomar decisiones. Respetan la autoridad y las instituciones, y en forma muy colombiana acatan la mayoría de las leyes la mayoría del tiempo.


Sienten mucha simpatía y admiración por las fuerzas militares, aunque no les gusta que sean deliberantes, intervengan en política o cometan impunemente actos criminales. Están a favor de derrotar a la guerrilla. También favorecen los diálogos, pero son crecientemente escépticos sobre las posibilidades de llegar a un acuerdo.


Las diferencias con la derecha son sutiles, pero profundas. Contrario a lo que pretende el Frente Antiterrorista, los colombianos de centro y centro izquierda tememos a los caudillos o las Juanas de Arco. El día que la Corte Constitucional le cerró el paso a un tercer período de Uribe alguien decía no haber sentido tanta felicidad desde que tumbaron a Rojas Pinilla.


En el centro centro se respeta la constitución, el debido proceso y los derechos civiles y humanos. La seguridad es una prioridad pero no a cualquier costo. El amiguismo, la concesión de beneficios a dedo, la arbitrariedad, la politiquería y la corrupción no son bien vistos. La mayoría está a favor del fuero militar pero no de las desapariciones, de los falsos positivos o de las relaciones peligrosas entre miembros de la fuerza pública y los paramilitares o las bandas criminales. Hay un amplio sentido de justicia social y disposición a perdonar. En fin, en el centro es donde opera la democracia y como el Frente Antiterrorista lo que quiere es salir a pescar con dinamita, mejor se ubica a la derecha.

Colprensa

Credito
RUDOLF HOMMES *

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