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De acuerdo con lo anterior, se pueden precisar factores como: La inequidad de género, el desempleo, la percepción de inseguridad en el futuro, la dependencia económica, la falta de interacción social, el abuso o acoso laboral, el exceso de trabajo, la violencia intrafamiliar, la falta de afecto, el ser adolescente, entre otras.
El hecho de que la brecha de género en ofertas laborales y en la vida cotidiana en general continúe siendo una realidad, evidente cuando se encuentra que solo en un 75.2 por ciento se coincide con los derechos laborales de los hombres, es una situación que afecta también la salud mental. Una mayor igualdad de género, implica que se esté asociado también a posibilidades de empleo, de remuneración en igualdad de condiciones.
El abuso laboral que llega a caer en acoso, climas que intoxican en su mayoría por ineptitud y falta de idoneidad en el conocimiento del campo en el cual se desempeñan quienes tienen a cargo las oficinas o llamados jefes, que para compensar su ignorancia, abusan y maltratan, cuando esto adicionalmente se constituye en una falta disciplinaría gravísima, según la Ley 734 de 2002, Código Disciplinario Único.
La escuela en la casa, la deserción escolar referida al abandono e inasistencia, que estando en edad escolar, se da por carencia de disponibilidad o porque sienten que lo que se enseña y cómo se enseña no es de su interés, expone a quienes deberían hacer uso a su derecho fundamental a la educación, a problemas de desesperanza y depresión que pocas veces son atendidos por el mismo desconocimiento de las familias que pasan los silencios, el aislamiento, sentimientos de tristeza y llanto, inadvertidos.
Estamos en un momento de emergencia en cuanto a la salud mental, que exige estar atento a las necesidades de los otros y que según la Organización Mundial de la Salud, podrían seguirse algunas recomendaciones especiales: Aclarar que se desea ayudar, escuchar sin juzgar y ofrecer apoyo para buscar ayuda profesional, si se cree que la persona está en peligro inmediato, no dejarlo solo, llamar a una línea telefónica de crisis, o a un profesional de salud, mantener contacto con la persona para chequear cómo sigue.
Es necesario atender los casos al interior de las familias, poner especial atención en la escuela y de aquellos a quienes se les perciba problemas de esta naturaleza, por las circunstancias actuales de aislamiento. En manos de todos está salvar vidas.
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