El debate de la eutanasia (I)

Nadie como el médico esta tan cercano a la muerte y al dolor de los seres humanos.

Cercanía y nada más que eso. Muerte y dolor de otro, en este caso de su paciente. Según el filósofo alemán Martin Heidegger “Ninguno puede asumir el morir del otro; estamos cercanos al otro que muere, pero es él el que muere”. El médico tiene como misión fundamental evitar la muerte pero una vez, si inevitablemente se presenta, no tiene otra alternativa que certificarla y comunicarla a familiares y allegados.    

Lo relacionado con la muerte, tanatologia, se incluye en  los estudios de medicina; sin ser una cátedra especial y extensa, se imparten los conocimientos biológicos sobre el final de la vida. Para el médico la muerte se presenta cuando cesan las funciones cardiaca y respiratoria sin esperanza de reanimación por medios artificiales o cuando hay ausencia de función cerebral que verificada por experiencia medica confiable no ofrece esperanza de recuperación. El estado de Kansas en Estados Unidos en 1967 fue el primero en el mundo en definir médica y biológicamente la muerte. El Ministerio de Sanidad de Francia en 1968 definió la muerte así: “La ocurrencia de muerte puede establecerse por la presencia de cambios  irreversibles en el sistema nervioso, ausencia de respiración espontanea, ausencia de reflejos, carencia de tono muscular, dilatación pupilar y desaparición de toda señal electroencefalografica”. En 1979 el Comité de Ética de la Academia Americana de Neurología promulgo que “una persona con cesación irreversible de todas las funciones cerebrales incluidas las que corresponden al tallo cerebral, esta muerta”.

A partir de los conceptos médicos y biológicos anteriores se incorpora el concepto de “muerte encefálica”. Para la legislación italiana “un persona esta muerta cuando su cerebro esta muerto”. La premisa se basa en el hecho de que muerto el tallo cerebral se pierde toda capacidad y contenido de la conciencia; esta el cuerpo, pero la persona ya no existe. Asombrosamente, en el siglo sexto Antes de Cristo, Pitágoras planteo la relación mente-cerebro al decir que mientras conservamos la mente y podemos pensar, estamos vivos. Si la mente nos abandona y no nos resulta posible pensar, estamos muertos.

Muerta la persona biológicamente, muerte encefálica, se acepta que ha hecho tránsito a la condición de cadáver, palabra que viene de la combinación de las primeras letras de tres palabras latinas: caro, data, verminibus (cadáver) en español, carne entregada a los gusanos. La certificación médica de cadáver tiene implicaciones legales y medicas por cuanto desde la aparición de la técnica del trasplante de órganos se requieren conceptos y certificaciones éticamente proporcionadas por el médico.

El médico esta cercano a la muerte en el discurrir de su vida profesional. No solo asiste al moribundo en su trance sino que orienta al enfermo frente al miedo a la muerte causado por la más banal de las dolencias. El joven ve la muerte lejana. En la mitad de la vida y más adelante, en la tercera edad  se presenta crisis que causan depresión y desinterés por la proximidad de la muerte.  

Entender la muerte, el dolor y el sufrimiento humanos es aproximarse al debate de la eutanasia o bien morir. 

Credito
PABLO ISAZA

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