Corralejas, toros y barbarie

Pablo Isaza Nieto

La polémica presentada en el país a raíz del bárbaro espectáculo de descuartizamiento de un toro durante una corraleja en la costa colombiana, y la posterior muerte de un equino en la misma forma, no es nueva. En 1875, en enero, durante las ferias fiestas en Honda, Tolima, el periódico ‘El Amor Patrio’ reportó la muerte de dos personas por causa de las heridas recibidas en una corraleja.

Esto decía la crónica del periódico, haciendo notar que para la época no se usaban la letra X, la Y, como tampoco la G. Es por esto que no se escribía explicación sino “esplicacion” y “enerjía” por energía.

“Dos hombres murieron a consecuencia de las heridas que recibieron de los toros; lo que equivale a decir, dos víctimas sacrificadas para satisfacer una costumbre que ningún pueblo civilizado debiera consentir; costumbre que no tiene esplicacion ni justificación alguna filosófica, social ni religiosa y que solo sirve para patentizar nuestro atraso moral ante las naciones cultas y revelar que si nuestros padres tuvieron suficiente enerjía para romper las cadenas políticas que nos unían a la vetusta i hoy desacreditada España, nosotros no la tenemos para alejar aun con mayor razón i derecho esa ominosa coyunda de una institución tan bárbara y contraria a toda lei cristiana. Esta costumbre solo sirve para despertar los instintos de indolencia en las sociedades, pues ¿Qué podrá esperarse de la mujer que gusta a presenciar escenas que hieren su natural sensibilidad; del niño que ríe y silba a la vista de la rabia que domina la fiera; del padre y madre que toleran i secundan esto, i del pueblo todo que impasible mira caer exánime a un hombre, llevarlo para procurarle algún remedio, i que sigue gustando del espectáculo como si nada hubiera sucedido, como si la muerte de un ser racional, de un ciudadano, fuera el ruido de una hoja seca que rueda por el suelo...?

Bien sabemos que no hallarán eco nuestra palabras en muchos de nuestros lectores, pero cumplimos con un deber de convicción i como periodistas al atacar con todas nuestra fuerzas estos vicios sociales que aún nos laceran i lamentamos la falta de espacio para entrar en otros detalles que apoyan nuestras ideas las que espondremos en articulo separado en otra ocasión”. Hasta aquí el artículo del periodista de El Amor Patrio.

Han pasado 150 años y el espectáculo que condenaba el periodista en un 15 de enero de 1875, en la ciudad de Honda, sigue vigente, especialmente en poblaciones de la costa atlántica colombiana.

Las corridas de toros también son motivo de polémica, inclusive con cariz político, por la clausura de la plaza de toros Santa María de Bogotá. Ante el planteamiento de que el toreo era un juego de arte y habilidad del torero, que lo central no era la muerte del toro, el escritor Jorge Luis Borges decía: “No tiene nada de habilidad o arte agarrar un toro y matarlo entre diez o doce persona”.

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