Corrigiendo el rumbo

Ismael Molina

La excelente iniciativa de los “Diálogos Regionales” que ha venido promoviendo de manera virtual la Universidad de Ibagué todos los sábados de 9 a 12 de la mañana, se ha convertido en un foro de discusión sobre las prioridades del desarrollo económico, urbano y regional para Ibagué y el Tolima, espacio absolutamente indispensable para pensar los escenarios posibles con que los tolimenses e ibaguereños nos encontraremos en el futuro inmediato y que nos direccionará en el mediano y largo plazo.
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Una constante que se ha repetido en diversas oportunidades en este foro es la falta de propósitos compartidos por las diferentes fuerzas políticas, sociales y económicas de nuestra ciudad y nuestra región, para direccionar al departamento en su búsqueda del desarrollo económico y de la recuperación del liderazgo político que en el pasado ostentó.  La expresión de tal condición se encuentra en los pobres propósitos que se plasmaron en los planes de desarrollo aprobados recientemente para la ciudad y el departamento. Igualmente en el silencio y la inactividad frente a las alarmantes cifras de desempleo y caída de la actividad económica como efecto de la pandemia.

Tal vez por la tozudez de las circunstancias y por la persistencia de algunos académicos, el ambiente ha empezado a cambiar y, en boca de algunos representantes a la Cámara y de un Senador de la República, se empieza a reconocer la necesidad de retomar diversos avances que se habían hecho anteriormente que señalaban el derrotero del departamento para los próximos 10 o 15 años. Estamos hablando de la Visión Tolima 2025, que fue aprobada por ordenanza 010 de 2015 pero rápidamente olvidada por los gobernantes de turno, que estableció las prioridades de desarrollo económico con base en doce ideas fuerza, teniendo la recuperación de la capacidad productiva del sector rural como la opción articuladora para el Tolima y para Ibagué. Esta Ordenanza puede ser un primer eslabón para que se empiece a construir un pacto social por el empleo y el desarrollo, que responda a la permanente pregunta de cómo salir del atolladero económico y social que sufre la región.

Estas expresiones que se oyeron en el foro realizado el pasado sábado 25 de junio, se tornaron más importantes en tanto el Presidente de la Cámara de Comercio de Ibagué, que funge como Presidente del Comité de Gremios del Tolima anuncia la creación de un tanque de pensamiento para el departamento, que se proponga afrontar seriamente la identificación de las ventajas competitivas del mismo, para así definir una ruta para la región, dejando de lado la búsqueda de culpables del actual atraso y estableciendo los desafíos que se deben resolver para hacer realidad las ventajas comparativas y competitivas de nuestro territorio y con base en ello presionar para que la agenda política de la dirigencia departamental, las decisiones de los entes administrativos sobre la prioridad de la inversión pública, las determinaciones de los entes académicos para la formación del capital humano requerido y las inversiones que establezcan los empresarios privados, tengan un direccionamiento similar, para poder derrotar la debilidad crónica de la base económica regional y empecemos a superar las condiciones estructurales de desempleo y pobreza que han hecho de Ibagué y el Tolima una región perdedora en la actual estructura económica nacional. 

Estas expresiones se complementan con la entrevista dada en este diario por Silverio Gómez, economista ibaguereño y actual agregado comercial en la embajada de Colombia en España, en la cual pone de presente las opciones que como región puede tener el departamento y ciudad tanto en el mercado nacional como internacional, coincidiendo en mucho con lo plasmado en la visión Tolima 2025, de la que hablamos anteriormente. Es decir, todo parece indicar que ante la frialdad de las cifras de desempleo estructural que padecemos y de la profunda caída de la actividad económica, todos a una, como en Fuente Ovejuna, llegamos al convencimiento que se hace indispensable volver a interpretar nuestra realidad económica, para que con base en esa nueva lectura, podamos construir un Pacto Social Y Económico para el desarrollo del Tolima, donde unos y otros aportemos para sacar del atolladero que la improvisación, la irresponsabilidad y la corrupción nos han conducido. No soy optimista en creer que las prácticas de la pequeña política, del clientelismo y de la corrupción van a dar un paso al lado para que una nueva ética y una mirada más objetiva se imponga en el qué hacer político regional, pero considero que cuando los representantes de fuerzas que históricamente han estado enfrentadas, por necesidad o convicción, piensan más en las nuevas generaciones y en el desarrollo que en las próximas elecciones, entonces se puede corregir el rumbo pues estamos al final de éste túnel de atraso y pobreza, y se puede vislumbrar una salida.

 

ISMAEL A. MOLINA GIRALDO

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