A nuevos consumidores, nuevas estrategias

Diego Fernando Jiménez

Cada inicio de año, gerentes y responsables de publicidad, desean conocer qué deben hacer para tener éxito con sus firmas. No obstante, si llegase a existir una clave, esta consiste en asimilar tres transformaciones importantes.

La primera es la radicalización de la era de los datos. Se estima, por parte de centros de tendencias como WGSN que el tráfico online llegue a los 2ZB en este 2019. Las personas quieren conectarse cada vez más para obtener información vía internet sobre productos y servicios. Más allá del entretenimiento.

Un segundo ascenso que amerita un gran análisis es la creación de significados y nuevas narrativas. Las marcas tendrán la necesidad de hablar el mismo “idioma” de sus audiencias con mayor ahínco: memes, emoticones, gifs… en fin la sustitución de textos por diferentes códigos de comunicación.

También nos enfrentamos al activismo del consumidor como tercer factor. Los clientes contemporáneos sienten que tienen que defender sus creencias y valores. Las firmas que logren entender las emociones de sus públicos y transmitir con fuerza que tienen las mismas preocupaciones, ganarán terreno. El precio no importará tanto como hasta ahora y las compañías “low cost” deberán reinventarse.

Hoy ya no contamos simplemente con ciudades y ciudadanos, ahora son ciudades inteligentes y ciudadanos digitales. Ambos, soportados en artefactos tecnológicos, han provocado una evolución sin precedentes en el mercado actual.

Estos cambios dejaron rezagado el verbo “segmentar” y le dieron paso a uno más interesante, “comprender”. Sí, comprender a los nuevos consumidores. Por ejemplo, los escépticos: están en busca de sacar sus propias conclusiones; son devoradores de data y contenidos digitales. Por otro lado, están los distraídos: aquellos que se dejan envolver por su entorno y por un contacto más humano. Buscan estar cada vez menos en redes sociales y en una computadora.

Los sin límites, son lo que caen bien en cualquier sector. Se adaptan fácilmente a nuevos productos y valoran muy bien cada experiencia recibida.

Los autonomistas: no quieren compromisos, no quieren tener hijos, piensan tanto en su presente que no invierten en su futuro. El consumo se basa en su estado de independencia, es decir de su soledad; compran para sustituir afecto y compañía: marcas de estatus y tecnología.

Los estilos de vida de los consumidores actuales, impactan tanto su forma de relacionarse con las marcas, a tal punto que su manera de comprar es distinta. Hoy las personas ya no se tienen que adaptar a lo que ofrecen las marcas. Ahora, las marcas van hacia donde vayan las personas. Productos desarrollados mediante las preferencias del consumidor.

Consultor en publicidad y comunicaciones.

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