La Calle

Viaducto de “La Niña María”
Como para que todo el país sienta vergüenza EL NUEVO DÍA nos recordó, esta semana, que en el Tolima tenemos una inmensa obra inconclusa, un enorme elefante blanco de más de 21 millardos de pesos, pero eso sí,

 

debidamente inaugurado por el inefable Andrés Uriel Gallego Henao, Ministro de Transporte del doble gobierno de Uribe, aunque más inefable es que durara ocho años en el cargo. Se trata del viaducto El Tigre, conocido así desde siempre pero rebautizado el día de la inauguración por el ex ministro Gallego como “La Niña María” en un arrebato de arrobamiento místico.

Es increíble que en el ministerio de las vías y los puentes (entre otras cosas) no sean capaces de diseñar y construir un viaducto  relativamente pequeño, para los estándares mundiales, de manera que se hubieran considerado todos los aspectos de la obra e incluido la totalidad de ellos en la licitación correspondiente. El constructor de la estructura de concreto la levantó con velocidad. Pero la improvidencia oficial, hace que no haya por donde arrimarse al puente para usarlo.

La aproximación por el lado de Cajamarca es un problema trivial. Pero por el lado de Ibagué, hay una vía nueva y más o menos larga. Quien diseñó la solución general del viaducto, olvidó que en el tramo para subirse al puente, del lado de Ibagué, existe una falla que tiene años y años de estar activa. Se la ha conocido como la falla de Bolivia desde cuando se abrió la carretera, muchísimo tiempo antes de la dictadura de Rojas Pinilla. El Ministerio de Obras Públicas y todos sus sucesores han gastado sumas ingentes de dinero en el retiro de los derrumbes crónicos que allí se presentan. Es una excusa ingenua (¿o mentirosa?) decir que el problema apareció con la temporada invernal de 2010. Antes de empezar, bastaba con que se revisara la historia de la vía, o que durante el diseño visitaran el sitio y hablaran con los vecinos, para saber que, además del viaducto, era menester que se diseñara y construyera una solución a los deslizamientos del sitio.


Seguramente, el ministro no tomó las decisiones de diseño. Pero él, y el presidente que lo nombró, tienen la responsabilidad política por el estropicio. Y a quienes hay que pedir que respondan por las consecuencias de la falta de cuidado y esmero en la estructuración completa del proyecto, es a quienes en los niveles intermedios, probablemente por omisión, no aseguraron que los diseños estuvieran completos, que hubiera fondos disponibles desde el principio para la totalidad de la obra y que se hicieran los contratos necesarios para que al terminar el viaducto, este pudiera ser puesto en uso, y no tuviera, Colombia, más de veinte mil millones de pesos botados en un barranco. ¿Cuánto vale el lucro cesante hasta dentro de seis meses? Para entonces prometen invertir seis millardo más para que el viaducto se pueda usar. Ojo, ¡seis mil millones de pesos más! Y nada garantiza que para el folclor, esté en uso.

Otra cosa: A los lectores, ¡Próspero año 2013!

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

Comentarios