La Calle: Montar en buseta

Con el riesgo de llover sobre mojado, debemos mirar la experiencia diaria del usuario del servicio público de transporte.

A pesar de que Ibagué fue elegida, hace varios períodos de alcaldía, como sede del Plan Piloto para implantar un servicio integrado de transporte, ese piloto solo ha mostrado lo que no se debe hacer. En otras capitales ya funcionan diferentes modalidades, pero en Ibagué solo hemos logrado que algunas busetas sean de color naranja.

El ciudadano que necesita desplazarse en buseta se encuentra con que estas paran a recogerlo en medio de la calle, atravesado el vehículo entre dos carriles para, a propósito, no permitir que otros vehículos le adelanten. Y si es una hora pico, encuentra sobrecupo que, a veces, supera las 20 personas de pie. El chofer, gritará “echen pa’trás que hay campo” mientras arranca raudo, aunque algunos no hayan podido pasar el torniquete de la registradora. ¿Cuántas personas pueden ir paradas en una buseta, según las normas?


Durante el viaje, todos deben sufrir el volumen muy alto del radio del vehículo. Está bien que el conductor tiene el derecho de escuchar música, mientras esta no le distraiga de la tarea de conducir el vehículo con seguridad y de transportar a sus pasajeros sin peligro; y mientras esta no incomode a los demás.       

¿No pueden poner el radio a un volumen bajo, que solo lo escuche el chofer? Además, el viaje transcurre con velocidades intermitentemente bajas y altas, y no por culpa del tráfico. Cuando el vehículo acaba de pasar por un control, pareciera que el motor hubiera perdido toda su potencia, dado que el viaje se vuelve de velocidad de babosa. Y si se acerca el momento del próximo control, entonces el chofer actúa cual Juan Pablo Montoya en pista, y acelera al máximo, irrespeta semáforos en rojo, cierra a otros carros y no para a dejar a nadie mientras le marcan su tarjeta de tiempos. ¿En el siglo XXI, no se pueden acabar esos controles que además causan congestión en las calles, y más bien instalar dispositivos electrónicos que registren el cumplimiento o no de las rutas asignadas?


Finalmente, cuando el pasajero llega a su destino, y se para y oprime el timbre para señalar que se debe bajar, puede ser que lo dejen cerca, pero también ocurre con frecuencia que lo transportan varias cuadras más adelante hasta que, afortunadamente, aparece un nuevo pasajero al que sí le paran. Uno debería estar agradecido porque el trayecto adicional en buseta ¡es gratis! Y, además, casi siempre el tiempo para bajarse es corto y se corre el riesgo de lastimarse si no se es ágil al apearse.


¿Tendremos, algún día, un sistema de transporte público organizado en Ibagué?

Otra cosa. Quitaron el CAI de la Primera con Once. Ojalá que la calle 11, de la Primera hacia el río Combeima no sea, nuevamente como hace varios años, la ruta de escape de los antisociales que azotan al centro y por allí huyen y evitan su captura.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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