La Calle: ¿Pico y Placa?

Comencemos por decir que, en cuestiones de movilidad, la ciudad debe privilegiar al peatón sobre los vehículos. Y debe ser más importante el transporte en bicicleta que el resto.

Para ellos, peatones y ciclistas, debemos tener vías, paseos y bulevares anchos y agradables, sin olvidar, por supuesto, las vías vehiculares amplias, suficientes y que permitan un tránsito veloz. Y, además, debemos dar privilegios al transporte público sobre el privado, asignando carriles de uso exclusivo para un sistema de buses moderno, veloz, que solo se detenga en los paraderos, con suficiente capacidad en los carros para que no haya aglomeración ni tumulto y en donde el pasajero tenga la prioridad.

Pero que no nos vengan en este momento, una taifa de empresarios que no han sido capaces en diez años o más de permitir el ordenamiento del transporte público, con que hay que ampliar el Pico y Placa para su beneficio exclusivo. Porque no han dejado que el Sistema Estratégico de Transporte Público se ponga en marcha en Ibagué, porque siguen llenando las calles con busetas desocupadas que forman líos tremendos con sus vehículos como lo observa cualquiera en la Primera entre 19 y 15, o en la calle 15, y también en la carrera Quinta y en la calle Diez, o bajando por la Cuarta y la Segunda… En fin, porque convirtieron el tránsito en el centro de Ibagué, sitio del pico y placa, y también otras zonas de la ciudad en tierra de nadie, como en las guerras. O mejor, en tierra de ellos, porque hay sitios por donde ya, los particulares, preferimos no pasar para evitar el guerreo por el derecho a la vía con los choferes de buseta quienes, o bien aupados por sus patronos o bien obligados por la guerra del centavo, convierten dos carriles en uno con su manera de manejar y de parar a dejar o recoger pasajeros.

Pretender que los automóviles no ingresen al centro durante todo el día es un despropósito, como lo es que no ingresen las motos. Ni los taxistas ni los buseteros tienen el derecho a limitar el libre tránsito de los particulares para, únicamente ellos, beneficiarse con la obligación de las personas para transportarse en un servicio ineficiente, incómodo, y administrado en detrimento del bienestar de los ciudadanos.

El Alcalde, por intermedio de su Secretario de Tránsito, está en la obligación de evaluar, con mediciones técnicamente elaboradas y con continuidad en el tiempo, la calidad de la movilidad en la ciudad. Parámetros como velocidad promedio, tránsito promedio, etc, tomados en diferentes horas del día, entre semana y en fin de semana, etc, permitirán establecer si el pico y placa es necesario, dónde y cuándo. Mi opinión es que no solamente no se debe incrementar sino que se debe quitar el pico y placa.

Otra cosa. La señalización de la zona de pico y placa es, en la práctica, inexistente. Quien llega a Ibagué, cae en las garras de los policías quienes, en lugar de ser proactivos e indicar al foráneo sobre el tema, lo manda a comparecer (léase pagar la multa) por el grave delito cometido. Aún los ibaguereños ignoramos cosas como si es posible usar la Carrera Octava o la Carrera Primera durante el pico y placa. ¿Alguien nos ilustrará con un mapa que se publique en los diarios o se reparta entre los conductores?

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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