De cloacas a parques

Ibagué no puede seguir dándole la espalda a sus vías de agua.

Una ciudad atravesada y bañada por ríos como el Combeima, el Chipalo y el Alvarado, y con multitud de quebradas como La Pioja, Ambalá, Guabinal, El Hato de la Virgen, Las Panelas, San Antonio, La Balsa, El Tejar, La Saposa, Guadaleja, Chembe y muchísimas otras, además del Canal de Mirolindo, no puede tenerlas como el patio de atrás. Hasta ahora, se les ha dado uso de cloaca cuando deberían ser el eje de grandes zonas verdes, lo que conformaría una gran cantidad de parques, de los que adolece nuestra ciudad.

Para empezar, es urgente que el Ibal y los múltiples acueductos comunitarios, acometan la recolección de aguas negras y evitar que sean vertidas de manera directa a los ríos y sus afluentes. Claro, sabemos que el Ibal (bueno, sus antecesoras), construyeron planes maestros de alcantarillado, incompletos pero útiles. No se debe permitir que a los ríos llegue ni una sola gota de agua servida que no haya pasado por una planta de tratamiento. Este es el primer paso, costoso pero necesario y urgente.

También, como propósito de ciudad, necesitamos que la Administración dedique de manera continua, permanente y persistente, recursos para reubicar familias y liberar a las riberas del peso de los asentamientos irregulares que invaden las rondas de las quebradas y ríos. ¡Empezando por los que sean de propiedad oficial! Antes que arbitrar recursos para construir muros de concreto que medio protejan asentamientos precarios, deben dedicarse esos millones de pesos a la reubicación, y mantener los bordes del agua y sus áreas de proyección ambiental libres de construcciones, con excepción de posibles senderos y sitios de recreación pasiva.

¡Qué bueno sería contar con un gran bulevar, a lado y lado del Combeima, desde Chapetón hasta la calle 25 y más abajo! Con seguridad, un parque de esas dimensiones cambiaría la conducta de los vecinos, quienes pasarían de ser abandonados por la sociedad a ser los directos beneficiarios del parque lineal, del cual se apropiarían para mantenerlo en buen estado y sin delincuencia vecina.

Otra cosa: Hace 20 años nos dejó Beatriz Ramírez P. Ella fue motor principalísimo entre quienes forjaron la creación de Editorial Aguasclaras S.A. y su diario, El Nuevo Día. Cuánta falta nos hace y cómo la extrañamos.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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