Del turismo

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El turismo requiere de unas condiciones básicas de infraestructura para que funcione y se convierta en un motor importante de la economía de una región. Se necesita, por supuesto, atractivos que “pesquen” al turista. Los bogotanos, por ejemplo, vienen a Melgar porque desean pasar unos días en “tierra caliente”. Además, claro, de que en esa población y en otras aledañas hay una oferta grande de piscinas, hoteles y hospedajes que permiten atender turismo de múltiples estratos sociales.

Los quindianos se inventaron un cuento alrededor del café y ofrecen hospedaje en fincas cafeteras, diversión en parques temáticos del café, la ganadería, la palma de cera y las truchas. Con una gran cantidad de restaurantes, con vías, con la proverbial buena atención del oriundo de la tierra de los paisas. Así sea que, en ocasiones, el turista termine su paseo sin haber visto una sola mata de café y, menos, los procesos productivos del grano que termina en tinto. Pero se va satisfecho ¡y regresa!

Mientras tanto, en el Tolima vemos pasar a los turistas del altiplano al Eje Cafetero, cada vez con mayores facilidades viales, y no hacemos nada por detenerlos de este lado de la cordillera. Creemos que el Cañón del Combeima es un destino turístico de importancia pero ni el municipio ni el departamento -¿a quién le corresponde?- prestan atención a la vía cada vez más deteriorada, pese a un pequeño esfuerzo de hace unos años cuando repavimentaron un tramito. La planeación no se ve y el resultado es que ponen infinidad de “restaurantes” si se les puede llamar tales, para vender, en todos, el mismo sancocho de presentación y calidad inferiores, en locales al borde de la carretera y sin lugar de parqueo. Nada de un plan orquestado por la Secretaría de Cultura, Turismo y Comercio de Ibagué ni la Secretaría de Turismo, Industria y Comercio del Tolima, con todo y sus nombres pretenciosos y rimbombantes, que permitan y promuevan el turismo en la zona.

Parece que a estas secretarías más les vale llevar un grupo enorme de danzarines, cantantes y burócratas a un evento como el de la vitrina Anato, y ofrecer un coctel, en donde lo importante era vender (Del latín vendere). 1. tr. Traspasar a alguien por el precio convenido la propiedad de lo que uno posee. 2. tr. Exponer u ofrecer al público los géneros o mercancías para quien las quiera comprar. Digo que lo importante era vender cosas tangibles, en un evento hecho para que los operadores turísticos compren y cierren el negocio de los paquetes que se les ofrezca y en donde el departamento invitado era, precisamente, el Tolima. ¿Hicieron algún negocio turístico para el Tolima en ese evento? Si lo hicieron, qué bueno que nos lo digan, y si no, qué lástima y qué desperdicio de oportunidades.

Otra cosa: El Alcalde y/o el Secretario de Infraestructura, o algún funcionario, ¿habrán pasado por la calle 21 entre carreras Tercera y Cuarta? No se sabe si el estado de esa vía es peor, o no, que el de la calle 12 o el de la calle Séptima. ¡Ni hablar del resto!

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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