Estacionamiento en sitio prohibido

Si hay algo que atente contra el comportamiento ciudadano es que las normas existan pero sean objeto de burla, de infracción y/o de abuso. Hoy hablaremos de las prohibiciones de estacionamiento. Pasó la campaña de los políticos para tratar de llegar al Congreso de la República y, lo que vimos los ibaguereños, fue la forma inmisericorde como se estacionaban los vehículos de esos políticos y sus conmilitones al frente de las sedes, en sitios prohibidos, a veces en doble fila sobre avenidas y calles congestionadas y sin que las autoridades de tránsito hicieran nada por hacer cumplir las prohibiciones vigentes y señaladas en tales sitios. Vale decir, las normas abusadas por quienes deberían dar ejemplo impoluto de su respeto, burladas ante la ciudadanía e infraccionadas con impunidad ante la vista gorda de la autoridad. La misma burla, el mismo abuso, el flagrante irrespeto se observa cuando los vehículos particulares, pero peor, los vehículos oficiales de los diputados, de los funcionarios locales o los que vienen de otros municipios, estacionan y estorban sobre la calle 11 entre Segunda y Cuarta, y en la Tercera de la calle 10 para arriba. ¿Es que no pueden sufragar el costo del correspondiente parqueadero, mientras hacen sus tareas en el Centro de la ciudad? La desazón, el disgusto, la pesadumbre, invaden al ciudadano cuando los vehículos estacionados en sitio prohibido de la calle 11 pertenecen a la Policía o al Ejército. He visto estacionar vehículos de donde descienden hombres de verde con varias barras en sus hombros o de camuflado con varias estrellas en las charreteras, ante la vista impotente de los agentes del tránsito, incapaces, temerosos para impedir que un oficial superior y muchas veces un oficial subalterno infrinja con flagrancia la norma.

El trancón diario de la calle 11, vía principalísima de salida del Centro, desaparecería si no hubiera vehículos estacionados en los dos lados, ambos prohibidos, y se pudieran utilizar todos los carriles para circular y no para el estacionamiento ilegal. Desde la carrera Primera hasta la Sexta deberían permanecer los agentes del tránsito con sus libretas de comparendos en uso y con los radios encendidos para pedir la presencia de las grúas. Y, mejor, si hubiera cámaras que permanentemente expidan comparendos electrónicos a los abusadores. Lo mismo creo de la Tercera y de muchísimos otros sitios de nuestra ciudad musical que no necesita embelecos de pico y placa sino que requieren el ejercicio de la autoridad.

Otra cosa: Parece que ¡al fin! están terminando la construcción de la doble calzada entre Bogotá y Girardot, o más exactamente, entre Bosa y el sitio San Rafael en Flandes. Dicen por ahí que no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Llevamos 10 años soportando la lentísima obra y, ahora, quién sabe cuánto más tendremos que esperar para que esa vía, terminada en cuanto a las calzadas, sea reparada y tenga un pavimento en condiciones aceptables porque, óptimas, lo dudamos.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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