Generadores de congestión

En Ibagué estamos convencidos de que una glorieta es lo que hay en la Carrera Quinta, junto a Cortolima y al coliseo de deportes.

Eso, la verdad, es una calle con un separador ancho y redondo que genera más congestión que solución al tráfico. Seguramente las mediciones que realiza (¿sí las realiza?) la oficina de Tránsito, señalarán con números los atrasos, atascos e inconvenientes que allí se producen.

Probablemente la intersección de la Carrera Quinta con la 5A, con la vía que viene del Jordán y con la que viene del puente del Sena, necesita con urgencia de la instalación de semáforos de manera que el paso por ese sitio deje de ser un ejercicio de fuerza y de intrepidez y pase a hacerse de manera civilizada, por turnos y sin afanes. Ahora, si se miran los conteos de vehículos que vienen y van por cada calle de esa intersección, con seguridad se notará que muchos usuarios de la glorieta lo son porque vienen de Mirolindo y quieren seguir por la Avenida del Ferrocarril. Hago una sugerencia: constrúyase un giro en U, en el separador de la avenida al frente de Cortolima, de manera que los que suben para volver a bajar, no pasen por la “glorieta” y no empeoren el problema.

Y ya que hablamos de congestiones, miremos la Carrera Segunda en el Centro. Esta vía arteria comienza ancha en la calle novena. Tiene tres carriles, anchos, hasta la calle 12. Se observan carros estacionados en sitio prohibido y cuando no se atraviesan las busetas, el tráfico fluye más o menos bien. Pero llegamos al tramo entre calles 12 y 13, también ancho, en donde se parquean vehículos a lado y lado de manera que solo queda un carril para transitar. Da grima y rabia, y después tristeza, ver la vía congestionada, los carros mal estacionados en ambos costados y a los policías, con moto, parados ahí sin hacer nada. Más adelante, entre 13 y 14 la cosa se complica. Este tramo es angosto, de dos carriles estrechos y con carros parqueados a la derecha, con taxis en fila esperando clientes de un supermercado y con vehículos de carga bajando sus mercancías mientras impiden el paso. Y para colmo de males, las carretas de los vendedores ambulantes por el carril de la izquierda estorban a los carros, y sus dueños y clientes impiden el uso del andén, estrechísimo también.

Mientras algún alcalde decide ampliar la segunda para acabar con su forma de embudo, esperaríamos los ciudadanos que se ejerzan el control y la autoridad en el sitio.

Credito
JULIO A. LONDOÑO B.

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