El legado uribista para el Tolima

En ocho años de gobierno, el uribismo no hizo nada bueno por el Tolima. No hay razones para creer que lo hará con Zuluaga.

El departamento arrastra una serie de problemas crónicos que Uribe no supo o no quiso resolver. El desempleo es uno de ellos. Durante su administración, alcanzó el 19.8 por ciento.

Según el diario El Tiempo, las decisiones del Gobierno nacional eliminaron más de 3.500 puestos de trabajo.

Ibagué se convirtió en receptor de enormes cantidades de población desplazada. Durante el gobierno Uribe, los cinturones de miseria de familias arrinconadas por la guerra no hicieron más que crecer. La atención a las víctimas era simplemente humillante.

José Obdulio Gaviria, asesor estrella del presidente y hoy senador por el Centro Democrático, se atrevió a decir sin ruborizarse que en Colombia no había desplazados por el conflicto, sino “migrantes”.

La salud tampoco fue la excepción. La crisis crónica de los hospitales y el mal servicio de las EPS no fueron solucionados. Como un enfermo terminal, dio muestras de deterioro durante sus dos periodos.

Varias epidemias de dengue y enfermedades diarreicas, asociadas a pésimas condiciones de vivienda y a falta de prevención frente a los efectos del invierno y los desastres naturales, se hicieron sentir.

La feria de títulos mineros de la administración Uribe tiene cercados los páramos y las fuentes de agua del departamento. Las cuencas del Combeima y el Coello siguen seriamente amenazadas.

Ni qué decir de los falsos positivos, que los hubo en el Tolima. En palabras del propio expresidente, “no estarían cogiendo café”. Eso muestra un profundo desprecio por la vida.

Por último, ese movimiento recibió el apoyo de la corruptela tolimense, cuyo común denominador era ser uribistas, incluyendo a parlamentarios “parapolíticos” condenados por la Corte Suprema de Justicia.

Entre 2002 y 2010 esas castas familiares que se turnan la gobernación y los cargos en el Congreso, hicieron metástasis. Quienes se indignan hoy, con razón, con esos dirigentes, deberían revisar con lupa las relaciones del expresidente con ellos.

Por todo lo anterior, Zuluaga, el candidato de Uribe, no tiene nada bueno que ofrecerle al Tolima. Solo más de lo mismo.

Credito
CARLOS LOZANO ACOSTA

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