María, “influencer” de Dios

Santiago Martin

Lo que más me ha gustado de la recién clausurada Jornada Mundial de la Juventud han sido dos cosas: el pueblo panameño y la centralidad que ha tenido la figura de la Virgen en los mensajes que el Papa ha dirigido a los jóvenes.

Panamá ha sido, ciertamente, una fiesta. Pero una fiesta sana, una fiesta católica. Así me lo han confirmado los franciscanos de María que tenemos en ese país y que han participado muy activamente en los actos. Los panameños han mostrado al mundo no sólo la espectacular belleza de su moderna ciudad, sino que son, como el Papa les dijo, un pueblo que sabe acoger, que sabe unir y que es puente de unión entre unos y otros.

Junto a esto, creo que más que en otras Jornadas de la Juventud, ha estado presente, por deseo del Papa, la figura de la Santísima Virgen. El Santo Padre, latino y con un sincero amor a la Madre de Dios, ha querido ponerla de referente a los jóvenes en varios de sus principales discursos. Por ejemplo, en el mensaje que les dirigió al acabar del Vía Crucis, donde les instó a que hicieran de María su modelo a la hora de ayudar a los muchos hombres y mujeres que llevan en su cuerpo o en su alma las huellas del Crucificado. Como María, les dijo, debemos saber decir: “¡Aquí estoy!”, y no huir o dar la espalda a los que sufren. Aún más hermosa fue su referencia a la Virgen en la vigilia del sábado por la noche. El Santo Padre invitó a los jóvenes a que vivieran una historia de amor con Jesús y puso a María como modelo de esta historia de amor. No dudó en calificarla con un epíteto que para los jóvenes tiene mucha importancia: “influencer”, el que influye. “Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las «redes sociales» de la época, no era una «influencer», pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia. María, la «influencer» de Dios”, les dijo.

Para nosotros, los franciscanos de María, éstas han sido palabras con un dulce y especial sabor. Los cinco puntos de nuestra imitación de María se han visto recogidos en buena medida en estos mensajes del Santo Padre. Para nosotros es importante imitar a María en su maternidad, haciendo posible que Cristo nazca en medio nuestro mediante la unidad -es a lo que el Papa se refería al poner a los panameños como constructores de puentes-. El segundo punto de la imitación de María es estar, como Ella, al lado del que sufre, tal y como el Pontífice lo pidió en el Vía Crucis. El tercer punto es la evangelización, mediante la formación católica fiel a la Palabra y a la Tradición; es a eso a lo que se refirió el Pontífice al hablar de la Virgen como una “influencer”. El cuarto es la defensa de Jesús, siempre pacífica, de aquellos que, como Herodes, quieren matarle negando hoy su divinidad. Y, por último, la identificación con Cristo en la Cruz, aceptando los propios problemas personales para unirnos con Él, como hizo la Santísima Virgen al pie de la Cruz. La Iglesia tiene muchos problemas. La corrupción nos ha afectado y nos ha hecho perder el prestigio y la capacidad de influir para bien en la sociedad. Por eso hay que volver a predicar la conversión, hay que volver a luchar por la santidad, hay que volver a María, la “influencer” de Dios, porque fue la Inmaculada, la sin pecado, la que hizo en todo momento la voluntad de Dios.

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