El Coloso de la Cordillera

Miguel Ángel Barreto

Movilizarse por la vía Ibagué - Armenia décadas atrás era una experiencia que podría ser tortuosa. Con frecuencia había que hacer filas detrás de tractocamiones que retrasaban el viaje y colmaban la paciencia de otros conductores. En los meses de mayo y noviembre eran reiterados los deslizamientos por las lluvias, que a la postre taponaban la carretera, incluso por días.
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Era una escena clásica observar los vehículos varados por el calentamiento excesivo de los motores a más de 2.500 metros de altura y los accidentes eran el pan de cada semana por la imprudencia y la mala señalización del carreteable formando largas congestiones. Ir hasta el Eje Cafetero desde Ibagué podría superar las 4 horas y eso con algo de suerte. Se estima que se perdían 850 horas al año en este tramo por accidentes o trancones.

El conflicto armado también convirtió el corredor hasta Cajamarca en una trampa de la que eran víctimas miembros de la Policía y el Ejército. Los ataques desde las altas montañas resultaban ideales para realizar emboscadas contra la Fuerza Pública. Por muchos años, el puente de la Despensa Agrícola estuvo en los planes de la subversión de las Farc para literalmente ser volado y dejar incomunicado el occidente con el resto del país.

Sin embargo, el mejoramiento del cruce por la cordillera se constituyó en una prioridad nacional que avanzó en el gobierno de Álvaro Uribe con la construcción del túnel piloto a partir de 2004 para detectar las fallas geológicas del proyecto, que sirvió a su vez como fundamento y eje del túnel principal y cuya ejecución comenzó en firme en 2009. A pesar de la ruptura política con el gobierno anterior el expresidente Juan Manuel Santos y el ex vicepresidente Germán Vargas dieron continuidad al proceso. Los litigios y pleitos con los contratistas superaron los 900 mil millones de pesos.

En la última fase el presidente Iván Duque apretó el acelerador, garantizó la inversión para la puesta a punto e instalación de los equipos electromecánicos y despejó el panorama presupuestal para que hoy se pueda dar apertura a un proyecto que supera los retos de la ingeniería convencional y que abre una nueva era en la infraestructura colombiana, constituyéndose en un referente para América Latina. El Túnel superó los obstáculos políticos, de orden público y los tropiezos jurídicos. Vale recordar que desde el Congreso y en las discusiones económicas, el partido Conservador siempre fue un aliado estratégico del megaproyecto.

Para el caso del Tolima y sus municipios el reto se constituye en aprovechar la dinámica del Túnel y de la doble calzada para mejorar la cercanía con el puerto de Buenaventura y sacarle mejor provecho a la dinámica exportadora. Procesos como la Zona Económica Social Especial (Zese) caen muy bien para consolidar el tejido empresarial y habrá que repensar temas complementarios como la zona franca y los estímulos tributarios para atraer inversionistas. Con el Túnel y la doble calzada a Bogotá resultan potenciables el turismo, los servicios, así como la maquila de manufacturas, la transformación y/o la redistribución de mercancías.

Sin duda, el occidente y el resto del país estarán más cerca, los transportadores se ahorrarán 270 mil millones en costos de operación y 1 hora 20 minutos en sus viajes. La inversión por 2.9 billones de pesos valió la pena y todo el conjunto de viaductos y túneles estarán en un ciento por ciento en 2021.

Enhorabuena asistimos hoy a un acontecimiento histórico para toda la Nación, el Coloso de la Cordillera Central entra en operación y el sueño se convirtió en realidad después de vencer todos los desafíos posibles.

MIGUEL ÁNGEL BARRETO

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