Vacunación privada y prioritaria

Miguel Ángel Barreto

Recientemente Indonesia sorprendió al mundo al autorizar uno de los primeros modelos de vacunación privada, ajustado al reglamento gubernamental y bajo el control y vigilancia de sus autoridades sanitarias.
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También en Brasil, la Cámara de Diputados aprobó un texto en el que faculta a los estados, municipios y al sector empresarial, adquirir los biológicos con un registro temporal. En ambos países se han desatado críticas especialmente por grupos radicales. Otras naciones como Estados Unidos e Inglaterra vienen trabajando en coordinación con iniciativas privadas. 

Esta discusión ya está en el centro de la opinión pública en nuestro país y de hecho el miércoles el ministro de Salud, Fernando Ruiz, en un medio nacional, indicó que su dependencia está abierta a recibir un plan estructurado en el que se explique cómo sería el proceso, su factibilidad, aplicación y viabilidad, entre otros. 

No estamos entonces frente a una tendencia o un hecho menor, lo que ha ocurrido con la pandemia está llevando al empresariado a querer vincularse directamente con el proceso de inmunización, pues en esta medida se puede reactivar a mayor velocidad el aparato productivo, recuperar la seguridad laboral y tomar una nueva senda de crecimiento económico. 

Críticas como aquella que dice que esto reduce o restringe el acceso de personal médico o de adultos mayores a los biológicos resultan miopes, pues a todas luces lo que se persigue es contribuir con los planes de inmunización y volver a la normalidad laboral en el menor tiempo posible. 

En este contexto, la empresa Scalpi informó que tiene un cupo de 2.5 millones de dosis para ser adquiridas con Russian Direct Investment Funds y, Bruce Mac Master, presidente de la Andi, indicó que en conversaciones con las EPS no hay mayores problemas para entrar a vacunar a los afiliados, siempre y cuando estas tengan acceso a los biológicos de una forma más eficiente. 

Lo cierto, es que si otros países siguen autorizando a sus sectores productivos en las negociaciones y dejamos pasar el tiempo, se dejaría perder una excelente oportunidad para asegurar desde ahora entre 10 y 15 millones de vacunas en el corto y mediano plazo, razón de más para dar pronta respuesta o modificar la regulación de estas compras. 

Así que no nos podemos dormir sobre los laureles y es importante que el sector productivo y gremial del país adelante negociaciones con las farmacéuticas que tienen aprobados los protocolos sanitarios contra el Covid-19. 

No obstante, esta propuesta debe ir de la mano del control y la supervisión del Ministerio y las autoridades médicas, siguiendo los lineamientos del Plan Nacional de Vacunación, en aspectos como la equidad, la solidaridad y demás prioridades de interés general. 

No se trata de plantear una competencia entre el Gobierno y los empresarios, todo lo contrario, estamos frente a una propuesta colaborativa y de corte integracionista en la que, como Nación, podamos acelerar el ciclo de inmunización, de una manera más integral y asertiva, lo que redundaría en un interés estratégico de contar con la mayor parte de la población vacunada este año y alcanzar la anhelada inmunidad de rebaño. 

No olvidemos que el virus tiene la capacidad de mutar y seguir siendo altamente contagioso y mortal, y que no vamos a estar tranquilos definitivamente hasta que la aplicación del biológico sea masiva y segura.

En este entendido el objetivo de todos debe ser el mismo: Superar el Covid-19 y recuperar los espacios sociales y productivos perdidos en el último año. Bienvenido el aporte y las buenas intenciones desde el ámbito privado.


 


 

Miguel Ángel Barreto

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