Desayuno: Lucho y Lucho

En el mes de enero, que acaba de terminar, estuvieron de moda en nuestro país, dos Luchos. Desde luego que ha sido por motivos bien diferentes:

El 25, se cumplieron 100 años del nacimiento de una de las más grandes figuras de la música popular colombiana de todos los tiempos, el maestro Lucho Bermúdez.

El feliz acontecimiento para la música nacional, ocurrió en El Carmen de Bolívar, para esa época conocido simplemente como El Carmen. El niño Bermúdez tuvo la fortuna de que su tío abuelo materno, don José María Montes, desde temprana edad le empezó a inculcar una formación musical académica, que luego complementaría, en Barranquilla, con Aníbal Simmonds y, en Santa Marta, con el maestro Guillermo Rico.


Esos estudios, unidos al talento innato, hicieron que rápidamente aprendiera a dominar todos los instrumentos de viento, y luego se vieron reflejados en la calidad y estructura musical de sus composiciones.


De éstas, siempre tuvo preferencia por dos gaitas: Taganga, que apenas tiene una estrofa como letra, y Tolú, totalmente instrumental, en donde hace gala de sus capacidades como clarinetista.


El Tolima aportó lo suyo para el éxito de Lucho Bermúdez, pues Matilde Díaz fue siempre la voz más representativa que tuvo su orquesta. Aquí cabe recordar, que el bellísimo arreglo que el maestro hizo al porro Ibagué de doña Leonor Buenaventura, fue posible por gestión de la cantante, por pedido de la compositora, en cierta ocasión que los tres coincidieron en Cartagena.


Eso sí, el maestro era ante todo un ser humano y, como tal, tenía un gran defecto: Era hincha del Atlético Nacional y, para agravar su error en materia de fútbol, compuso la Danza del Sol en homenaje a la delantera peruana del Deportivo Independiente Medellín, en la época del Dorado. Pero yo creo que Dios lo supo perdonar, gracias a su brillante trabajo en el citado arreglo del porro Ibagué.


El otro Lucho al que quiero referirme, es de apellido Garzón. Este personaje, que se volvió un gran experto en el habilidoso manejo de las argucias de la politiquería, estuvo de visita, junto con algunos de sus nuevos mejores copartidarios, en la casa presidencial. La audiencia tuvo como principal propósito, ratificar su apoyo a la Mesa de Unidad Nacional para la legislatura que se avecina.


Es de verdad impresionante la capacidad que ha tenido este hombre para saltar sobre todos los charcos, y caer siempre en lo seco o, mejor dicho, donde le conviene. Después de haberlo oído hablar, como lo hizo, de Santos candidato y de Uribe Presidente, es muy difícil creer las alianzas que luego selló con ambos. No obstante, todo el país ha sido testigo de ellas.


Pero bueno, algún defecto tenía que mostrar este ciudadano. Él dice que, a pesar de ser verde, no es ningún lagarto. Y está en lo cierto porque, debido a su proceder, en lo que se ha convertido es en uno de los más gigantescos camaleones de la política nacional.

Credito
ÉDGAR ANÍBAL MOLANO LOZANO

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