Perdió el Tolima

José Adrián Monroy

La salida del Dr. Alfredo Bocanegra como director de la Aeronáutica Civil, va más allá de las razones que alimentaron su irrevocable renuncia o de las imprudentes declaraciones del Ministro de Transporte. Que el Dr. Bocanegra no siga ocupando la dirección de este departamento administrativo significa que el Tolima perdió la única posición en un importante cargo del Gobierno nacional.

Esta situación nos pone en desventaja frente a otras regiones que, gracias a la representación que ostentan sus embajadores en importantes cargos, pueden gestionar proyectos y recursos que favorecen el desarrollo de sus lugares de origen.

Prueba de ello, fue lo que se logró para el departamento por intermedio de la Aeronáutica Civil al mando de un Tolimense: estudios, diseños y mantenimiento de la pista del aeropuerto José Celestino Mutis del municipio de Mariquita por valor de tres mil 363 millones de pesos, para el mejoramiento de la pista, plataforma y estructura complementaria de esta importante terminal aérea.

Además, el contrato de mejoramiento total de los 1.780 metros de longitud de pista del aeropuerto Perales de Ibagué, con una inversión de dos mil 300 millones de pesos, trabajos que se ejecutarán entre 2017 – 2018; el mantenimiento del cerramiento del aeropuerto Cantadelicias de Alpujarra con una inversión de 496 millones de pesos y los cinco mil millones para la construcción del aeródromo de San Antonio.

Esto demuestra lo importante que es tener paisanos que hagan parte de importantes cargos de la esfera política nacional, sobre todo en un sistema de gobierno como el que nos administra, basado en un excesivo centralismo en donde las grandes decisiones de las regiones se toman desde Bogotá.

Lógicamente, ese es el resultado de no tener una clase dirigente fuerte, que exija para nuestro departamento posiciones de gobierno para los tolimenses; allí radica, precisamente, la necesidad de tener una importante participación de senadores tolimenses para que gestionen oportunidades para los de aquí, así lo hacen los paisas o los costeños, todos, menos nosotros.

Exigir unidad de criterio y de gestión para nuestros congresistas, por encima del cálculo político, es lo menos que les podemos pedir. Por lo tanto, la salida del Dr. Bocanegra no implica la pérdida de un espacio laboral, no perdió él o el partido Conservador; perdimos todos las escasas oportunidades que desde Bogotá se tienen para el Tolima, ya que desde ahora no habrá ninguno de sus hijos, gravitando en las directivas nacionales gestionando el futuro para nuestra tierra y su gente.

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