El sinsabor de la posesión del Presidente

José Adrián Monroy

En mi columna de la semana anterior, señalé la importancia que tenía el 7 de agosto de este año. No solo por la celebración de la Batalla de Boyacá, los 199 años de historia del Ejército Nacional, la posesión del presidente Iván Duque y su vicepresidente la Dra. Martha Lucía Ramírez, sino por el fin de los ocho años de gobierno del presidente Santos.

Pero, la posesión del presidente Duque me llamó poderosamente la atención debido al discurso del presidente del Congreso, el senador Ernesto Macías, quien en tono beligerante, sorprendió a los asistentes y al país por sus radicales posiciones frente al gobierno saliente y los procesos de paz.

Peticiones como: “pedimos con todo respeto a las autoridades judiciales, celeridad y resultados en las investigaciones sobre casos emblemáticos de corrupción, entre otros: la mermelada, Reficar, el Sena y el de Odebrecht que involucra de forma grave a la campaña del expresidente Santos y a altos funcionarios del Estado” o “Este nuevo Congreso de la República tiene la responsabilidad de modificarlos y ajustarlos para restablecer el Estado de Derecho y devolverles a los colombianos la confianza perdida en sus instituciones. Hay que recuperar la legalidad. Siempre creímos que para firmar ese Acuerdo no era necesario hacer trizas la Constitución ni las instituciones, porque en Colombia no ha existido una guerra civil ni un conflicto armado, sino una amenaza terrorista...”

El quid del asunto surge por la enorme y evidente contradicción en lo dicho por el Presidente del senado comparado con las palabras del presidente Duque, ya que el nuevo mandatario de los colombianos fue enfático en advertir que quiere gobernar al país con valores y principios inquebrantables, superando las divisiones de izquierda y derecha, buscando en el diálogo popular sanar los sentimientos que invitan a la fractura social, gobernando a Colombia con el espíritu de construir, nunca de destruir.

El discurso del Presidente invitó a la reconciliación nacional, haciendo un pacto por Colombia, y el senador Macías atizó la polarización que se vivió en las campañas trasladándola al ejercicio del gobierno. Entonces, es allí donde me pregunto: ¿por qué el Presidente del Senado, siendo del mismo partido político del presidente Duque, tiene unas intenciones diferentes para con el país?, ¿será que el doble discurso es planeado?, o ¿desde ya existe una diferencia de criterio al interior del partido de gobierno que resultará en una nueva división política?

En todo caso, la posesión del presidente Duque me dejó un sinsabor que espero no se prolongue por todo su periodo de gobierno, por cuanto el país necesita de su liderazgo para que podamos avanzar. Espero que le vaya bien, porque si a Duque le va bien, bien nos irá a todos.

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