La cruda realidad

José Adrián Monroy

Unos días atrás, el periódico el Nuevo Día publicó un artículo que reseñaba las reacciones de algunos sectores de la ciudad sobre una columna escrita por Silverio Gómez (académico y dirigente gremial), titulada: “De Ciudad Musical de Colombia solo queda el título”. En ella, hace fuertes críticas a la cultura, instituciones políticas y grupos económicos de Ibagué.

Y más allá de la polémica que surgió alrededor del por qué el Sr. Gómez escribió ese artículo, debido a que fue el resultado de un convenio realizado entre la Alcaldía de Ibagué y la revista Semana con el propósito de exaltar las virtudes de la ciudad; lo importante es que ciertas cosas, de las que se encuentran reseñadas en esa columna son verdad, o al menos yo, las comparto plenamente.

Por ejemplo, que de Ciudad Musical solo nos queda el titulo: ¡es cierto!. Aquí, más allá de realizar un Festival Folclórico en junio de cada año no pasa. Un evento que no es incluyente, que no convoca a la gente a expresar su sentimiento cultural con eventos que sean al aire libre en los cuales realmente se exalte lo artístico - musical de Ibagué, en donde se propicien espacios de intercambios culturales con demás regiones del país que conviertan a la ciudad en el epicentro cultural de Colombia.

Aquí no se propende por establecer semilleros musicales en los colegios, barrios y comunas, que logren despertar la vocación de miles de jóvenes que en la música pueden forjar su proyecto de vida. Ese si sería el camino para ser ciudad musical.

También, el expresidente ejecutivo de la Cámara de Comercio criticó el gremio de la construcción al decir, con razón, que ese sector especula con el precio de vivienda en Ibagué; la respuesta por parte de Camacol fue: “en Ibagué no hay precios especulativos, si se compara el metro cuadrado en Ibagué con el de Bogotá la diferencia es abismal, son precios muy competitivos (...) En Bogotá el metro cuadrado en un estrato 4 puede estar en los $4 millones 500 mil, mientras que en Ibagué ningún proyecto, ni estrato 6, tiene ese valor”.

Es precisamente ese el error al estimar el precio de las construcciones en Ibagué, que nos comparan con Bogotá cuando la capital del país no puede ser una referencia para nosotros, puesto que nos llevan años luz en todo. Que comparen los precios y analicen su competitividad con Pereira, Manizales, Armenia, Neiva, entre otras; con estas ciudades sí tenemos puntos en común con las que naturalmente los precios se podrían contrastar.

Es habitual que la verdad nos duela, pero eso nos debe servir para aterrizarnos a la cruda realidad. Desde luego no todo en Ibagué es malo, pero si hay mucho por mejorar.

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