No perdamos la esperanza de la paz

José Adrián Monroy

Ayer, en la mañana, el país se despertó con la desconcertante e irritante noticia de que algunos cabecillas de las Farc, entre los que se encuentran ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich’, alias el ‘Paisa’ y ‘Romaña’, retornarían a la lucha armada, incumpliendo los acuerdos de paz que se suscribieron en La Habana y sobretodo, traicionando la confianza de los que creímos en una salida pacífica del conflicto, de los que pasamos por alto los atroces crímenes que cometieron por un anhelo de paz y hasta de los incrédulos, que con suspicacia, malicia, pero resignados, guardaban alguna esperanza de la honestidad y el valor de la palabra de los miembros de la guerrilla.

Como era de esperarse, el controvertido manifiesto que leyó Iván Márquez a través de un video divulgado por internet, revolcó toda la clase política y medios de comunicación, de donde llovieron todo tipo de apreciaciones y manifestaciones sobre el tema; desde luego, la más esperada era la opinión del presidente Iván Duque, quien planteó tres aspectos importantes sobre lo sucedido y con los que estoy totalmente de acuerdo.

Primero, estoy convencido que la decisión de Márquez y compañía de alzarse en armas y de reagruparse, no le da vida a un nuevo movimiento insurgente, guerrillero ni mucho menos revolucionario. Lo que nace es un grupo delincuencial y mafioso, que lo único que pretende es seguir “traqueteando” para continuar siendo los grandes jefes del narcotráfico colombiano; ahí no hay ideales como falsamente le quieren hacer creer a los que medianamente comulgan con sus tesis, queriéndonos sumergir de nuevo en el escenario del “boleteo”, la extorsión, el secuestro, el terrorismo y todas las formas de violencia que ya nos hicieron vivir en el pasado.

Aún recuerdo cómo salió Jesús Santrich de la cárcel la Picota, en silla de ruedas, simulando estar agobiado y enfermo, y como lo vemos hoy en el video, de pie, empuñando un arma, con actitud bélica y desafiante. Que burla a la que nos sometió este delincuente. Por eso es necesario, como bien estableció el presidente, que la fuerza publica inicie una ofensiva militar implacable para hacerles frente y que se ofrezca una recompensa para quienes ayuden a dar con su paradero.

En segundo lugar, a los excombatientes que están respetando los acuerdos, el presidente Duque les envío un parte de tranquilidad, al asegurarles que el Estado mantiene el compromiso con quienes están avanzando genuinamente en el proceso de reincorporación, de la manera que se viene haciendo y que ya ha dado resultados tangibles. Lo cual me parece un acierto.

Y tercero, es necesario que la JEP actúe con prontitud y eficacia, desde ese tribunal no se pueden seguir enviando mensajes de incertidumbre, inoperancia y complicidad con estos criminales.

Entonces, a pesar de todo, no podemos perder la ilusión de que en Colombia haya paz y mucho menos dejarnos someter a la polarización de siempre. La Paz siempre será el camino y nuestro único fin.

Comentarios