¿Cuál es el propósito de paro nacional?

José Adrián Monroy

No se habla en el país de un tema diferente a la marcha que están convocando para el 21 de noviembre los Sindicatos, indígenas, artistas, universitarios y ciudadanos del común como protesta contra el gobierno del presidente Iván Duque.

Lógicamente, la expectativa e incertidumbre por lo que pasará el próximo jueves es grande, debido a que por una marcha estalló la crisis social que actualmente enfrentan países como Chile, Ecuador y Bolivia, en donde las enormes manifestaciones se convirtieron en avalanchas de destrucción y anarquía.

Es importante tener en cuenta que el motivo de las protestas en esos países es muy particular y diferente al de las otras, solo en Bolivia, por ejemplo, los desmanes ocurrieron por el fraude en las elecciones presidenciales que resultó en la renuncia y exilio de Evo Morales.

Ahora la pregunta es: ¿Cuáles son las razones para la marcha de la próxima semana?; su objetivo aún no es claro, según las centrales obreras incluido el magisterio: “invitan a rechazar las que consideran políticas neoliberales de Duque, y a marchar en defensa de la vida y La Paz”. Si de políticas publicas se trata, diversos voceros del Gobierno nacional han aclarado que no se ha presentado ninguna reforma laboral ni pensional ante el Congreso, que no habrá supresión de Colpensiones, que se respeta la protesta, que se ha cumplido el acuerdo con los estudiantes, tanto así, que dentro del presupuesto nacional se destinarán $44,1 billones para educación en el año 2020 y que además, no existe algún plan de privatizaciones; entonces, ¿cuál es la causa real del paro nacional?

En este sentido, el país continúa dejándose llevar por el círculo vicioso de la polarización política porque, los más entusiastas y activos en la convocatoria, son precisamente los sectores de izquierda que hacen oposición al gobierno y eso desdibuja el fundamento de quienes lo hacen con el fin de exigir y hacer valer sus derechos.

Ahora bien, todos tenemos claro que las manifestaciones son un derecho constitucional siempre y cuando se realicen de manera pacifica. No se puede permitir que el desorden, la destrucción, los desmanes y el caos se apoderen de las calles, siendo ejercida por unos pocos desadaptados que se amparan en argumentos insulsos e ideológicos y deslegitiman la protesta.

Según Anif, las manifestaciones y los paros, desde el año 2012, han costado más de $9 billones de pesos. Tan sólo el año pasado Transmilenio gastó $1.500 millones en reparaciones a sus estaciones. ¿Y quienes pagan eso? Nosotros.

Así que si piensa salir a marchar, sepa muy bien con qué propósito lo hace, y si lo hace, sea uno de los que intente proteger y conservar nuestros bienes públicos; con esto no pretendo estar a favor del Presidente Duque, estoy defendiendo la institucionalidad que sostiene nuestro sistema democrático, porque gracias a la democracia y a sus garantías, es que existe el Estado Social de Derecho. Porque como dijo el maestro Guillermo Valencia durante los funerales del general Rafael Uribe Uribe: “Oh Democracia, bendita seas aunque así nos mates”.

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