Derechos de una madre no heterosexual

Karen Atala Riffo, abogada y juez de Garantías chilena, se casó en 1993 con Jaime López. En 2001 iniciaron terapia de pareja descubriendo que ella tenía orientación homosexual.

En 2002, en vez de divorciarse hicieron una separación de hecho, conviniendo que la Juez tuviera la crianza y custodia de sus tres hijas, en ese entonces, de cuatro, seis y nueve años. En 2003, Riffo organizó su vida sentimental con pareja del mismo sexo, entonces, pienso yo, López como macho herido exacerbó sus celos y, sin pensar en el bienestar de las niñas, en represalia decidió quitarle la custodia determinando que lesbiana es igual a promiscuidad. La demanda pasó por dos instancias que no encontraron inconveniente en que la mamá continuara con la custodia.

Sin embargo, en mayo de 2004 estalló la bomba, la Corte de Apelaciones de Temuco, en acto discriminatorio y alegando únicamente la orientación sexual de Riffo, le quitó la patria potestad y entregó las niñas al padre, aunque la única vez que rindieron testimonio pidieron vivir con su madre. O sea, con tal de castigar a la Juez por no haber nacido heterosexual, no escucharon el pedido de sus hijas en asuntos que les concernían en el caso de la custodia, irrespetando los estándares internacionales de derechos de las menores. Igualmente, a la Corte no le importó volver el caso mediático lanzando las niñas a las fauces de los medios que, relamiéndose los bigotes, armaron mayúsculo escándalo y no volvieron a llamar a la madre por su nombre,  sino “Juez Lesbiana”.

Agotando recursos, la juez Riffo, llevó el proceso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Demandó el Estado chileno por apartarla de sus hijas debido a su orientación sexual, pidiendo también que nunca más un tribunal de su país pueda considerarse censor de lo que es normal o anormal en una familia. El caso fue remitido a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quien presentó una demanda contra la República de Chile porque incurrió en responsabilidad internacional al violar los derechos a igualdad, no discriminación, respeto a vida privada e intimidad familiar y no proporcionó garantías y protección judicial para las niñas. Lo que tampoco hizo la Corte fue preguntarse, si en vez de madre lesbiana las niñas hubieran tenido madre promiscua y heterosexual, ¿le hubieran quitado la custodia?

Según Jorge Contesse, director del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales y miembro del grupo defensor de la Juez, ésta es una demanda histórica porque va más allá de recuperar una custodia. El fallo sentará un precedente no sólo en Chile sino en toda Latinoamérica, para que nunca más se pueda quitar los hijos a una madre por no nacer con condición heterosexual.

Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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