Elección de gobernantes idóneos

Desde las cavernas el hombre ha sido un ser social. Su primera colectividad que fue la familia, hoy sigue siendo núcleo de la sociedad. Las familias fueron gobernadas por castas que, ocho mil años atrás, evolucionaron en monarquías con el pueblo como súbdito.

Hace cuatro mil años los griegos desarrollaron la democracia con Concejo elegido por el pueblo para administrar cada ciudad estado. A Grecia la absorbió el Imperio Romano regido por Monarquía, República, Principado y Dominado, pero sin poder hereditario. Al caer Roma surgió la aristocracia con pueblo vasallo y reyes con poderes heredados y absolutos. Hace 600 años nació la burguesía que, 300 años atrás, abanderó la revolución francesa imponiendo nuevamente democracia.

Dentro de poco, en Colombia votaremos por alcaldes, gobernadores, diputados, concejales y ediles. Entonces, nos encontramos en la difícil tarea de elegir candidatos idóneos que garanticen el mejor desempeño en su gobierno.

Quisiéramos que poseyeran, entre otras características, experiencia, conocimiento de las problemáticas con claros objetivos, alcances y metas, capacidad de liderazgo, suficiencia comunicativa, talante igualitario y conciliador, disposición para delegar y habilidad para trabajar en equipo.

Igualmente, que tenga credibilidad, transparencia, seriedad, integridad, honestidad, estabilidad emocional y autocontrol para dominar sus impulsos más primarios y, como se presentan hoy las cosas, que no haya estado, esté o pudiera estar cuestionado por la justicia.

Mas, siendo la familia elemento fundamental de la sociedad, debemos tener en cuenta su comportamiento en el entorno familiar. Porque sería catastrófico elegir a quien denigra, insulta, humilla, desprecia, culpabiliza, descalifica, mortifica y rebaja la identidad y autoestima de su esposa, tanto en público como en privado, porque no logró firma a su favor de documentos relativos al patrimonio familiar. Quien adelantando tácticas de poder, busca el licenciamiento de su cónyuge en el trabajo. Quien para aislar y no consentir la interacción de la madre con sus hijos, crea clima de tensión insoportable, estableciendo estrategias coercitivas de dominio económico.

Quien continuamente trasmite antivalores y para no cumplir obligaciones alimentarias, invita a su hijo menor a vivir solo y sin control en un apartamento. Quien jactándose de su infidelidad, presenta la amante en público y, conmina a sus hijos a compartir con ella uno de los domicilios conyugales.

En resumen, quien compartiendo o no el mismo domicilio, si en vez de resolver sus problemas de familia adecuadamente, propina golpes emocionales, psíquicos y económicos, está cometiendo violencia doméstica. Y, quien perpetra estas agresiones suele padecer trastornos psicológicos, inmadurez, agresividad, inestabilidad e inseguridad afectiva, por ende, no logra discernir con claridad.

En consecuencia, no tiene capacidad, confiabilidad e integridad para ejercer cargos públicos, mucho menos, aquel en donde es vital la toma de apropiadas decisiones, porque de ellas depende el desarrollo de toda una región.


Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA

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