Confidenciales políticos

Hermógenes Nagles

Por segunda vez se reunieron las Cancilleres de Venezuela y Colombia y nada se dijo, ni nada se concluyó en torno a la crisis humanitaria que viven miles de colombianos deportados y ultrajados por la Republiqueta Bolivariana de Maduro.

La tan cacareada reunión bilateral de Quito, a la que concurrieron las dos distantes funcionarias que manejan las relaciones exteriores solo despertó titulares de prensa. Ellas posaron como “dos damas de hierro” ante las cámaras, pero al final no aportaron solución alguna pese a los graves problemas sociales generados por el cierre de fronteras decretado por Maduro y que ha dejado hambre, parálisis económica, desempleo, deserción escolar y gente y más gente varada a la vera de las carreteras y de los cordones militares venecos, instalados contiguo a los puntos fronterizos de Cúcuta y Paraguachón. Simplemente no pasó nada porque las dos enviadas de Santos y Maduro que manejan los temas bilaterales se odian visceralmente. Eso se vio en las fotos y en los videos de la reunión, pues Cuando Delcy Rodríguez musitaba palabra alguna María Angela Holguín ni siquiera la miraba y en el caso contrario, cuando la Canciller bogotana era quien tomaba la palabra, Delcy sonreía y alargaba sus cachetes como si fuera a soltar estrepitosa carcajada de burla en la misma cara de su homóloga colombiana.

Ellas no dijeron nada, ni se refirieron a nadie ni a nadie en concreto, porque ya llevaban el libreto escrito y recitado por sus presidentes y Jefes de Gabinete. “Tu Delcy, no dices nada, tu no prometes nada. Espera que sea María Ángela la que suelte la lengua para nosotros poderle caer encima al gobierno colombiano”. Se supone tuvo que haberle dicho Maduro a su Canciller antes de la reunión. Lo propio hizo Santos para que la Holguín no fuera a meter más la pata, como lo hizo la última vez en Cartagena cuando corrió a decirle a la prensa que: “No estamos buscando sanciones ni condenas contra Venezuela”, pese a la gravedad de los atropellos y de las masivas deportaciones de connacionales. Como ya lo han advertido los medios de prensa nacionales e internacionales, en esta ni en las futuras reuniones que tendrán que programarse porque éste, según la declaratoria de la OEA, es un asunto de exclusivo tratamiento bilateral, no pasa ni pasará nada porque el plan maquiavélico de Maduro sigue incólume como al principio de esta tragicomedia macondiana. Ya todos sabemos que la confrontación fronteriza es un invento de Maduro para poder argumentar en el próximo mes de diciembre que la incursión de bandas criminales de procedencia colombiana y la bancarrota venezolana causada por el contrabando de combustible en Cúcuta y Paraguachón son causas de la delicada crisis interna política y social por lo cual se tienen que aplazar, vía decreto presidencial las elecciones donde se tendrían que elegir alcaldes y gobernadores. Con esta arma secreta el gobierno de la Republiqueta de Maduro evitará que la oposición gane elecciones en uno y otro lugar de su país. Por lo que se ve, Maduro todo lo tiene fríamente calculado al estilo Chapulinesco y dentro de ese libreto el nombre del Presidente Santos figura como su chivo expiatorio. Y pensar que hasta hace unos pocos días Santos y la Canciller Holguín decían, pavoneándose públicamente, que Maduro era su mejor amigo.

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