Replantear la relación con Venezuela

Rafael Nieto Loaiza

Hay quienes sostienen que el Gobierno no puede solicitar a Maduro la extradición de Aída Merlano porque sería legitimar el régimen chavista. Lo de Maduro es una dictadura y Colombia no debe tener relaciones con esos gobiernos, dicen. Pero hay que ser coherentes. Y lo cierto es que Colombia tiene relaciones diplomáticas y comerciales con regímenes autoritarios como, por ejemplo, Cuba, Nicaragua y China. Y nadie pide romper relaciones con esos estados.

El problema, entonces, no estaría en la naturaleza del sistema político venezolano, sino en el hecho de que Colombia desconoce el gobierno de Maduro y, en cambio, reconoce a Juan Guaidó. Y que pedirle la extradición a Maduro supondría admitir que Guaidó no tiene el poder.

Ocurre que esa es exactamente la realidad. Guaidó no tiene poder alguno. Aunque no nos guste, quien detenta el poder, todo el poder, es el chavismo. Por tanto, pedirle a Guaidó la extradición de Merlano sería una tontería. Si se quiere que Merlano sea enviada a Colombia, tendrá que ser a través de Maduro.

Pero ese no es el tema. Lo que abre el incidente de la captura de Aída es la posibilidad de replantear la estrategia de Colombia hacia Venezuela. Lo que estamos haciendo es inútil. No sirve para cambiar el régimen político en el hermano país y tampoco sirve a los intereses de Colombia.

Maduro está más fuerte que hace doce meses. Tiene, entre otros, el respaldo de los militares y con eso le basta. Y la oposición venezolana es un desastre. Está dividida e infiltrada. Y todos, Estados Unidos y Guaidó también, han abierto la puerta para negociar con el chavismo. Duque tuvo la oportunidad de ser el arquitecto de una verdadera transición a la democracia en Venezuela y la dejó pasar. Oposición y chavismo terminaron recurriendo a otros.

Lo que debe primar en el relacionamiento con Venezuela son los intereses estratégicos de Colombia, no posiciones ideológicas o personales. El primero, conseguir que el territorio venezolano deje de ser el refugio y el espacio de aprovisionamiento logístico de los grupos armados colombianos. Después, detener el flujo de migrantes. El país está pagando un costo altísimo y no aguanta uno más. Finalmente, la economía: revitalizar el comercio fronterizo, el pago de los miles de millones debidos a empresas colombianas, el acceso de Ecopetrol a campos petroleros, la venta de energía colombiana y prepararse para la importación de gas.

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