Cuando un amigo se va

Camilo González Pacheco

Una de las más tristes consecuencias de las limitaciones impuestas para combatir el coronavirus, es sobre todo, la prohibición de visitar a familiares y amigos enfermos.
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Me tocó sufrir esta situación en carne propia. No pude acompañar, visitar ni despedir en sus últimos días, a nuestro compañero de siempre, Jaime Piedrahita Cardona. Murió el sábado pasado en Cartagena, a las seis en punto de la mañana.

Piedrahita fue un líder de la izquierda democrática colombiana, abanderado de la paz y la conquista de derechos fundamentales para los sectores populares. Socialista a la colombiana, siempre al lado de su cercano amigo y maestro Antonio García Nossa. Fundador y senador por varios periodos de la Alianza Nacional Popular (Anapo), partido político fundado por el General Gustavo Rojas Pinilla, quien ganó las elecciones presidenciales el 19 de abril de 1970, pero que la oligarquía colombiana se las robó de frente. De ahí surgió la sigla del “M-19”. Un movimiento político armado que en varias ocasiones hizo temblar al país con sus intrépidas acciones.

Por allá en la década del setenta, Piedrahita en calidad de candidato presidencial, logró llevar a uno de los puntos históricos más elevados, un proceso de unidad de las organizaciones democráticas nacionales. Pero, ahí se comprobó que importantes fuerzas de la izquierda colombiana, obedecían más a orientaciones internacionales, que a coyunturas políticas y necesidades nacionales.

En ese periodo histórico, parte importantísima de las organizaciones democráticas y populares, estaban sujeta a moldes de política internacional. Los pro- soviéticos, los pro- chinos y los trotskistas. Y en verdad, unir en lo nacional esas tendencias polarizadas en el plano internacional, constituía una quimera imposible de lograr. Cuba fue el tema concreto, donde se evidenció la discrepancia que impidió la unidad. Un sector propugnaba por el apoyo a la Revolución Cubana. Otro lo consideraba inaceptable. Ahí , en esa interminable, tediosa y fatua discusión, quedó enterrado ese proyecto unitario.

Finalmente, Piedrahita resultó siendo el candidato de unión de varias organizaciones de la izquierda nacional, aunadas con la denominación FUP (Frente por la Unidad del Pueblo) que resultaron ser muchas de ellas, solo denominaciones, sin fuerza popular y menos electoral. Alguna vez, comentó con su sabio humor paisa, que aquella sigla realmente significaba: Fue Una Pendejada. La historia le dio la razón.

Hasta el final de sus días, Piedrahita siguió persistiendo en la urgencia de unir las fuerzas populares para alcanzar el poder y construir un Estado Social de Derecho, a la altura de los sueños y esperanzas de los más necesitados. Tarea, ilusión y compromiso histórico, que aún sigue pendiente. Abrazos en la eternidad.

CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO

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