¿Por qué no estamos en el TPP?

La situación económica global está acelerando el cambio de la geografía económica, abriendo las puertas a acuerdos comerciales y alianzas impensables hace 15 años.

Las economías emergentes vienen jalonando el crecimiento económico y buscan nuevos socios y destinos comerciales ante la depresión de EE.UU. y Europa. La mirada se dirige hacia el Asia y el Pacífico, que hoy representan la región más dinámica del mundo, con un crecimiento sostenido en los últimos 20 años cercano al siete por ciento anual; más del 50 por ciento del PIB mundial y un poder de compra impresionante, debido al crecimiento de su clase media y su población, que supera los 2.500 millones de habitantes.

A 20 años de la apertura económica, hasta ahora estamos empezando acercamientos comerciales con este nuevo hegemón económico. Si bien el proceso para insertarnos exitosamente en los mercados globales no estaba suficientemente maduro en aquel entonces, las economías asiáticas no nos llevaban tanta ventaja como ahora en aspectos vitales, como la infraestructura, la innovación y las exportaciones.


En contraste, nuestros vecinos Chile y Perú, empezaron acercamientos con esta región hace más de una década, que hoy les representa tenerlos entre sus principales socios comerciales, hacer parte del Apec y ser uno de los principales destinos de IED de los tigres de oriente.


En el contexto actual, cabe resaltar el avance del gobierno Santos al participar en la iniciativa de integración profunda del Arco del Pacífico entre México, Colombia, Perú y Chile, en el propósito de integrarnos en esta parte del hemisferio para mirar conjuntamente hacia el Pacífico, aunado a la decisión del gobierno de acercarnos más a Corea y Japón.


Sin embargo, el rezago que tenemos no se soluciona de la noche a la mañana y por ello hemos dicho que de llegar a concluir los TLC con estas dos economías, debemos dejar los productos sensibles de Colombia en nóminas de liberación arancelaria de mediano y largo plazo, si no es posible excluirlos, para no acabar producciones y empleos nacionales.


Caso aparte es nuestro retraso para ingresar a uno de los procesos de integración más ambiciosos que avanza en la actualidad y que será uno de los más importantes a nivel global, como es el Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), en el que se encuentran gran parte de los miembros del Apec, todos los del Arco menos Colombia y otros atractivos socios estratégicos para nuestro país: Brunei, Darussalam, Chile, Nueva Zelanda, Singapur, Estados Unidos, Australia, Perú, Vietnam, Malasia y el próximo ingreso de Japón, México y Canadá.


Si tenemos en cuenta el apoyo de EE.UU., para la incorporación al TPP de nuestros vecinos México, Perú y Chile, así como el volumen comercial y las ventajas estratégicas que nos representaría hacer parte de dicho escenario, resulta preocupante que el ingreso al TPP no cuenta en Colombia con los estudios técnicos correspondientes, ni una estrategia público privada que priorice dicho objetivo.


El TPP establece un área de libre comercio sin exclusiones de productos, el comercio de servicios, compras públicas, propiedad intelectual, política de competencia y solución de controversias, cooperación científica, ambiental y laboral.


Sus miembros consideran que el TPP es un “acuerdo de alta calidad” que podría constituir los cimientos para la construcción gradual de un área transpacífica de libre comercio que reducirá los costos de transacción, con lo cual la relación profunda de algunas de las economías más dinámicas del mundo contribuirá al desarrollo y la generación de empleo.


Somos el único país del acuerdo de integración profunda que no hace parte del TPP y aprovechando el buen ambiente en las relaciones exteriores por el que estamos pasando, es el momento para gestionar activamente nuestra participación en esta iniciativa de integración como eje central de la fórmula para el acceso de Colombia al Asia-Pacífico.

 
Colprensa

Credito
MARTA LUCÍA RAMÍREZ

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