El Pitágoras de El Doncello

Iván Ramírez Suárez

En el colegio Corazón Inmaculado de María del municipio de El Doncello, Caquetá, aún recuerdan aquel humilde estudiante de la tercera promoción de bachilleres que deslumbraba a sus profesores por su habilidad para comprender las matemáticas.

Era 1978 y este recién creado municipio del sureste colombiano no hacía parte del proyecto de vida soñado por el aventajado manipulador de cifras, números y ecuaciones.

Las aspiraciones y ambiciones de Héctor Marín Páez estaban decididas de manera temprana a enrolarse con el sistema financiero, lejos de su natal municipio.

Años después, arribó al Tolima, y no pasó mucho tiempo para que cumpliera su sueño y lograra consolidarse como un hábil relacionista bancario, soterrado líder político y visionario asesor económico y financiero, creador de empresas familiares y salvador económico de Organizaciones No Gubernamentales al borde de la quiebra.

Su labor de gestión, asesoría y acompañamiento, fue decisiva para sacar adelante fundaciones como Funimedes y Colombia Presente (Antes Tolima Presente) y sociedades comerciales como Agropecuaria Aguadulce S.A., Asevinal limitada, Comercializadora Pedro Juan, entre otras, que hacen parte del holding empresarial de la familia Marín - Zarate Lerma (Héctor Marín Páez, Ana Cristina Zarate Lerma, hijas y yernos), asociada con sus consanguíneas Tafur Lerma – Florido (Luis Fredy Florido, Eugenia Tafur Lerma e hijo) y Chavarro Lugo – Bravo (Faber Chavarro Lugo, esposa, hermana y madre).

La labor de asesoría gerencial hecha a la fundación Funimedes, basta para resumir su exitosa gestión. En 2004, el activo de la fundación (creada en diciembre de 2002) estaba representado en gran parte por las deudas personales de sus dos fundadoras: Su esposa, Ana Cristina Zarate Lerma y Sofía Isabel Villa Arado.

Las dos sicólogas, conforme consta en los estados financieros, le adeudaban a la fundación 32 millones de pesos, de un patrimonio negativo de más de cuatro millones, teniendo pérdidas en su ejercicio funcional por suma superior a los 14 millones de pesos.

Un año después, renuncia como asociada y directiva la cofundadora Sofía Isabel Villa Arado (Acta 09 de octubre de 2005) y en su lugar ingresa con la misma calidad la señorita Cristina Marín Zarate (Hija de Héctor Marín y la otra socia fundadora, Ana Cristina Zarate), quedando la entidad en manos de madre e hija.

La llegada a la gobernación del Tolima de Fernando Osorio Cuenca (2006), amigo personal, político y familiar de Héctor Marín Páez, no solo conllevó a que el Departamento trasladara al Banco Popular (gerenciado por Marín) un gran número de cuentas oficiales, sino que abrió la puerta de la contratación pública a las empresas de la familia.

Funimedes y la Fundación Tolima Presenta (Hoy Funcolombia) se convirtieron desde esa época en las mayores contratistas del sector educativo del Tolima, por la famosa modalidad de convenios interadministrativos.

En 2011 Funimedes ya reporta un valor en activos de casi tres mil millones de pesos, lo que le permitió comprarle a la Cooperativa Carmenza Rocha, por cifra parecida, la sede que hoy ocupa en el barrio La Pola de Ibagué (Casa – lote en la carrera 2 No. 7-74, escritura 395 del 28 de febrero de 2011, notaría 4 de Ibagué).

Situación similar ha ocurrido con las otras empresas del holding familiar. Existiendo hoy activos personales y social - empresariales que superan los veinte mil millones de pesos, siendo el objeto de inversión los inmuebles urbanos y rurales, la construcción de edificios, compra de ganado vacuno, caballar y bufalar, vehículos, cultivos y maquinaria agrícola.

Es decir, que este Pitágoras doncellano, no deja de ser solo admirado por sus habilidades y malabares matemáticos en el colegio, sino que nos demuestra cómo con paciencia y unidad familiar es fácil elevar a la máxima potencia cualquier capital –así este sea deficitario -, acudiendo a la suma de influencias políticas y personales, resta de protagonismo, división de competidores y multiplicación de votos para fortalecer el poder político que les acrecenta la multimillonaria contratación estatal.

Fácil, ¿verdad?

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