¿Quiénes pagamos la membresía del Club de la Ocde?

Julián Ricardo Rodríguez Soto

Profesor Universitario

Los clubes sociales como establecimientos gremiales y sociales, han sido considerados como un estamento selectivo y costoso, estas características son las que limitan intrínsecamente a que muchas personas no puedan acceder o considerar que el costo de pertenecer a uno de ellos es demasiado oneroso, engorroso e injustificado; en fin, la posibilidad de pertenecer o no a un club durante muchos años fue una decisión individual o de tipo familiar.

Pero con mucha rimbombancia, antes de finalizar su periodo presidencial el hoy expresidente Juan Manuel Santos, anuncio el ingreso de Colombia al club de la Ocde (Organización para la Cooperación y el Desarrollo), un avance significativo que pone la mirada internacional y empresarial del mundo sobre el país, desde luego que la firma de los acuerdos de paz, la disminución de los índices de pobreza multidimensional y otros avances contribuyeron a que esta organización nos aceptara dentro de sus miembro selectos, nada diferente al modelo de club que conocemos en el ámbito local, hay que acreditar credenciales, recomendaciones y buena pinta para poder ser aceptados en estos lugares.

¿Pero cuál es el costo para un país y sus habitantes de pertenecer a este club mundial? Sencillos como todos tenemos la membresía, pues todos pagamos, unos más y otros no tanto; paga el ciudadano de a pie, que tiene que declarar renta, lo que hace que sus bienes (activos y patrimonio) sean visibles a los entes de control, sin importar que sea asalariado o independiente tiene que contarle al Estado, en Colombia, recuerden siempre, contar es sinónimo de pagar, acá me incluyo.

Paga el empresario, que percibe una economía frenada y un ciudadano gastado o temeroso de consumir e invertir, porque siente que es mejor provisionar a la antigua (bajo del colchón) que invertir en la banca; cualquier inversión o consumo lo puede hacer visible y objeto de escrutinio por los entes de control especialmente por la Dian.

Pagan los líderes políticos, que han asumido con mucha dificultad los requerimientos de estar en el Club-Ocde, aumentos en los costos de uso de suelo y catastrales, más impuestos, menos recaudo, dificultad para invertir en los territorios y por ende bajos índices de popularidad, ellos pagan también y no pidieron entrar, los metieron. Lo gravoso es que el pueblo considera y castiga de forma vehemente al político local y no entiende que está cumpliendo órdenes del Gobierno central.

En síntesis, todos pagamos, estar en club para ricos tiene ventajas desde luego, pero tiene desventajas también, espacialmente en un país tan desigual y con una alta concentración de riqueza, donde hay bajos índices de empleo formal y escasez de empresas que lo provean, donde la gente vive del día a día (en un negocio, en una empresa o en el rebusque), un club que impone normas iguales, para personas diferentes tiene pocas posibilidades de éxito y seguramente la sensación de beneficios será menor que la sensación perjuicio, en fin, nos otorgaron la membresía a un club de ricos, ahora, la única opción es ¡trabaje para no quedar mal! En esencia así funciona el Club, luego de ser aceptado quedaría muy mal salir por la puerta de atrás o quedar como pobres.

Julianricar_80@yahoo.es / @profejulianr.

Comentarios