Zoilo, el terrorista francés

Terrorista es el que ejerce el terrorismo. Y terrorismo es conseguir los objetivos a través de producir pánico e intimidación.

Muchas organizaciones políticas y religiosas se valen del ejercicio de la presión contra la sociedad con actos demenciales para lograr sus cometidos. También existe el terrorismo de estado. Y también el racial. Y… En fin.

Zoilo decide volar un avión en París, al estilo de los terroristas del 11 de septiembre en Nueva York. Su objetivo es derribar la torre Eiffel y producir tal conmoción que él se convierta en un personaje de impacto. “Es la primera vez que me dispongo a hacer estallar un avión. También será la última, ya que formaré parte del pasaje”, escribe en su confesión. Su plan es perfecto. Compra su billete de avión, cualquier rumbo en realidad, su intención es tomar las riendas secuestrando el aparato para luego dirigirlo contra el símbolo de la ciudad luz.

En realidad Zoilo no odia París ni tiene nada en contra de ese armazón de hierro con forma de A. Por el contrario, sabe que es una fuente de riqueza para la ciudad y el país. Pero su decisión ha sido tomada.

Esa idea absurda o, mejor, esa idea de lo absurdo, es lo que ha hecho famosa a Amélie Nothomb. Zoilo es el personaje de su novela breve “Viaje de invierno” que acabo de leer y, por supuesto, me gustaría que ustedes también leyeran.
Amélie Nothomb nació en Tokio, Japón, de padres belgas. Se considera una escritora francesa por su lengua natal. La primera obra que leí de ella,

“Estupor y temblores”, me la recomendó Humberto Senegal, en Calarcá, quien profesa por la autora gran admiración, cercana a la devoción.

Zoilo, el terrorista francés, es un ciudadano patético. No soporta que su oposición, Astrolabio, rechace su ansiedad por una relación. Astrolabio es una bella mujer que cuida de una famosa escritora, Aliénor, aquejada por un autismo peculiar pero de un ingenio sorprendente. Zoilo es, sin más, un terrorista por amor.

Mucho de la sociedad parisina está descrito en este viaje de invierno, en el rigor de la temperatura, del frío, y en la manera como interactúan los personajes.

Si Alejandro Dumas describió su París y nos la entregó en sus novelas de aventuras, Amélie Nothomb nos hace vivir el París actual, no sólo la de los turistas sino aquella de puertas para adentro, donde se desnudan las verdaderas necesidades y sueños del hombre.

El estilo de Amélie Nothomb es fluido por sus frases cortas y precisas y el desarrollo sin sobresaltos de su trama. Quizás lo que cautiva sea la profundidad que el lector extrae de la experiencia existencial de sus personajes.

Credito
Benhur Sánchez Suárez

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