Plagios afortunados

El plagio siempre ha sido censurable, sobre todo porque lesiona la creación del imitado y llena de desconfianza el trabajo del plagiario. El plagio literario siempre ha sido duramente castigado porque es el robo de la creación de un autor.

Recordemos el caso de nuestra crítica literaria Luz Mary Giraldo, declarada culpable de plagio del trabajo de una alumna suya.

Pero en los tiempos que corren, plagiar e imitar es hasta negocio y existen programas que impulsan a quienes sean capaces de hacer la imitación, ojalá perfecta. Algo para mí aberrante pero que muchos patrocinan sin ningún pudor.


Tal vez por ello nuestro poeta Albeiro Arias, ibaguereño y magíster en literatura de la Universidad de Tecnológica de Pereira, asumiendo la lúdica y la ironía como banderas, abre su más reciente publicación, “Políptico”, con la sección “Plagios descarados”.


En estos poemas se apropia de textos específicos de algunos premios nacionales de poesía como Nelson Romero Guzmán, Fernando Denis, Julio César Arciniegas, Óscar Torres Duque, David Jiménez, entre otros, subvierte sus significados, recrea gozoso la intención poética y nos entrega unos poemas nuevos, renovados, diferentes que, a mi juicio, se tornan más en homenaje antes que en diatriba o burla del texto original.


Es una manera inteligente de demostrar que no se es plagiario y, además, un recurso valiente de afrontar el juicio viciado de algunos intelectuales, más empeñados en figurar que en ser mejores lectores que los otros.


Pero “Políptico” no  se queda ahí. El libro está dividido en cinco partes, incluida la de los plagios intencionales, donde el autor demuestra, si ese fuera su propósito, su madurez para resumir su mundo, para vencer sus propios fantasmas y para expresar con diafanidad y sorpresa la visión de vida de sus contemporáneos.


Poemas como “El otro estanque” donde se lee “Me asomo al borde del estanque / y desde el fondo / otro me mira desde abajo”, o el poema “El otro Camino” que tiene una estrofa contundente “Pensarán regresar (Las hormigas) en el otoño próximo, / como la felicidad / que llega y se va, / todos los días, toda la vida”, no hacen más que establecer el reflejo del otro, la existencia del espejo, como una manera de asumir la identidad con el hoy sin desprenderse de la tradición.


El libro arranca con unos plagios afortunados y remata con el poemario “Cartografía del miedo” que contempla su visión de la vida que nos ha tocado vivir, signada por el miedo, la desesperanza, el desplazamiento y la incertidumbre.


“Suenan los cuernos de la guerra / y los desheredados con sus sueños desvencijados / continúan el camino que agoniza en la mirada”.


Otro libro de poemas bien logrado y contundente.

Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ

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