Ha resultado ser un libro revelador y desde el punto de vista de la vida un testimonio extraordinario. Se titula “De Gabo a Mario” y fue escrito por una pareja de investigadores españoles, Ángel Esteban y Ana Gallego, con un portentoso acerbo bibliográfico que revela a su vez la investigación de documentos, personas y hechos que, con paciencia y profesionalismo, la pareja emprendió para lograr tan admirable resultado.

En el fondo su objetivo ha sido escudriñar la amistad sostenida por Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa en la década del 60, del pasado siglo, y su posterior ruptura en 1972, nunca explicada, cuyos motivos se convirtieran en el secreto mejor guardado de la literatura latinoamericana.

De paso, este pretexto les sirve para hacer un recorrido minucioso por los intríngulis del “Boom” literario, que catapultara la novela latinoamericana a nivel de las mejores del mundo, del cual la pareja de escritores fueran sus cabezas más visibles –el poeta y el ingeniero, como afirman los autores, curiosamente premios Nobel los dos varios años después.

Pero, además, es una radiografía del espíritu cultural de la época y el destape de los “intelectuales” y escritores de este continente, muchos de los cuales terminan, como en un espejo deprimente, como prostitutas del lenguaje, mercenarios de la literatura, arribistas sociales y, cuando menos, bufones de sus Estados.

Deprimente por cuanto de todos aquellos sucesos fuimos testigos los escritores de mi generación, silenciosos e inocentes testigos, cuando la realidad contenía una serie de intrigas palaciegas, de luchas por el poder, de envidias, de rencores, que escapaban a nuestro conocimiento.

Por ese mar navegaban los escritores y aprendices de escritores con ansias de figuración y ambición de montarse en el tren del “Boom” para no ser apabullados y, en últimas, olvidados. Triste, claro, haber aceptado muchas posiciones sin conocer, como conozco ahora con este libro, la verdad inapelable de la historia.

Por supuesto que la calidad de las obras que respaldaron el nacimiento del Boom no tiene discusión. Dos obras capitales como “La ciudad y los perros” y “Cien años de soledad” hubieran sido igualmente conocidas así no hubiera existido la parafernalia publicitaria con que se confundió el Boom y apuntalara a tantos escritores.

Hoy en día, para desgracia de la literatura, continúa existiendo el mismo clima de intrigas y desconocimientos, de arrogancias y acaparamiento de oportunidades.

Y mucho más ahora, cuando la apatía por la lectura de ficción y las nuevas tecnologías parecieran borrar para siempre un medio tan querido como el libro impreso, oloroso a tinta, a papel y a sueños, muchas veces incomprendidos.