Los editores (tal vez no lo sean en verdad, sólo sean comerciantes que publican libros como otras personas invierten en la producción de pantalones o de ollas) no se atreven a publicar autores que no tengan trayectoria. El círculo vicioso se cierra cuando se descubre que los autores no la tienen porque no son publicados.  

¿Qué hacer? ¿Quién rompe el cerco? Tal vez el mismo autor cuando se arriesga a enviar su obra a un concurso literario (tan desprestigiado y corrupto como todo hoy en día) y de pronto es mencionado o, por un juego de azar, gana el premio. O un verdadero editor cree en su talento y lo publica. Así comienza a darse a conocer. 

Se llama “ópera prima” a la primera obra que logra publicar un autor por sus calidades literarias. Cuando el escritor no la edita por su cuenta, el honor es para el editor. 

Nos encontramos en esta XXVI Feria Internacional del Libro de Bogotá con dos óperas primas meritorias, que nacen en el Tolima. El editor Caza de Libros. Dos novelas creadas por autores distintos, uno joven y otro ya maduro (joven con experiencia, como dice Pablo Rueda Arciniegas, también autor de la misma editorial).  

El joven, Carlos Andrés Oviedo, con su novela La noche infinita, y el experimentado, Robert Shaves-Ford, con su novela Hilos de fuego. 

Son dos universos diferentes. En Carlos Andrés se nota el ímpetu del joven que quiere contar una historia, de atrapar a través del lenguaje situaciones que su imaginación hace posibles a través de la literatura. Su espacio es Ibagué.  

Son muchas las expectativas que nos abre esta novela de Carlos Andrés, que presagia una excelente carrera en las letras colombianas si la disciplina, la constancia y la investigación apuntalan su trabajo futuro. 

En Robert encontramos una prosa reposada, serena, ágil, vertiginosa, de fácil lectura. Su espacio es Europa, la del nazismo. A pesar de ser su primera novela publicada, hay un manejo de las técnicas literarias que bien puede envidiar cualquiera otro escritor con ambición de ser testigo de su tiempo.  

Para quienes lo hemos conocido y tratado como economista, experto en políticas económicas y sociales, conocedor de mucho mundo, es una grata sorpresa encontrar en él a un novelista con calidades perfectamente equiparables con escritores contemporáneos de trayectoria y de renombre. 

Quién lo creyera, dos óperas primas, dignas de leerse, orgullosamente producidas en nuestra región.