Y así pasa la vida

Benhur Sánchez Suárez

Año nuevo 2018. ¿Qué pasará con los años que se van volviendo solo un número y un puñado de recuerdos? Detrás de ellos las satisfacciones o los remordimientos, la alegría por lo hecho o la tristeza por lo no logrado.

Quizá lo irrealizable. A veces la risa y otras el llanto. Y siempre la esperanza. ¿Cuántas felicidades anotadas, millones de deseos ofrecidos y nunca el bienestar y nunca la paz que crece en voces de todos los matices, en algo que parece nuevo, pero sigue siendo tan común y corriente como la vida?

Así van los años, como un muro que se desmorona sin que ninguno sepa cuándo dejará de caer y se convertirá en polvo.

Al reverso del tiempo un nuevo calendario.

¿Por qué los seres humanos vuelven el treinta y uno de diciembre un día trascendental, si es como cualquiera otro, el mismo sol que se eleva sobre la colina o se pone detrás de los edificios, la misma lluvia, el horario de trabajo, la cita concertada, la cena servida, el beso prohibido, el sueldo que no alcanza?

Al frente la madeja de los días, el camino que no se sabe para dónde va, ese que se recorrerá con un equipaje parecido. Con los augurios y las promesas de ser mejores, como si por arte de magia cambiaran las condiciones, los deseos y las ambiciones.

Deberíamos celebrar que estamos vivos, renacidos después de tanta tragedia humana, que desaparece de la faz de la tierra paisajes amados y personas conocidas.

Así que nadie debiera molestarse si no logró alcanzar a cumplir el compromiso, si no logró reunirse para el abrazo fraterno de las doce de la noche, si no aportó las lágrimas o el beso enamorado.

Ya está bien con que respiremos, que veamos salir la luna y admiremos las estrellas, que la alborada se tiña de amarillo y el ventanal se niquele con la lluvia y los perros ladren y los pájaros canten y ahí esté el secreto de la felicidad y la paz tantas veces anhelada.

Para qué contar los que se fueron, obligados por la avaricia de otros o cansados de soportar la indiferencia de los días.

Al frente el horizonte que se abre como un cuestionario sin respuestas. La vida sigue inalterable, camino de torpezas, amores, odio y fantasías.

Y de felicidades acumuladas, una mirada, una sonrisa, una utopía, algo que nos dice que valió la pena transitar los días de este año y de tantos años vueltos número en las carpetas de lo ido.

Algo nos dice que la vida ha pasado como un río, a veces caudaloso y vertiginoso como la ansiedad, a veces lento como el aburrimiento. Y luego el olvido.

Comentarios