Que siga la cosecha

Benhur Sánchez Suárez

Fue en 1968 cuando se realizó en Pereira el Primer Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes “Ciudad de Pereira”, organizado por el escritor Zahur Klemath Zapata, hoy residente en Nueva York, y su revista Azu.

Quienes participamos en aquel histórico encuentro, el primero en Colombia (muchos han sido los “Primer Encuentro” que se han realizado y se realizarán, hasta yo organicé uno en Neiva en 1973) apenas si despuntábamos en el panorama literario del país.

Recuerdo que llegamos con Isaías Peña, ganador de varios premios nacionales de cuento y crítico acucioso que incursionaba en los suplementos y revistas con sus primeras reseñas de libros, y nos integramos al grupo que contaba, entre otros, con Eduardo Escobar, Jorge Gómez, Carlos Orlando Pardo, Héctor Escobar Gutiérrez “El diablo”, y Silvio Girón.

El afecto que nos unió con Carlos Orlando Pardo desde aquel lejano encuentro fue muy grande. No sólo nos hermanó la preocupación por el tema literario, conocer personas, avanzar en el conocimiento de la literatura, sino buscar caminos para que nuestra escritura y la de nuestras regiones se conocieran más allá de sus propias limitaciones.

No he conocido hasta ahora, en cincuenta años de amistad, una persona más ambiciosa de espacios para que se muevan nuestras obras y las suyas, ni generosidad mayor para impulsar y difundir talentos sin condiciones económicas para ingresar al mundo de las letras impresas. Por eso su editorial Pijao Editores que, con su hermano Jorge Eliécer, fundara años después de aquel encuentro.

Precisamente en el encuentro que organicé en Neiva se lanzó el primer libro de cuentos de los hermanos Pardo, “Las primeras palabras” (1972).

Ha cosechado desde entonces triunfos y reconocimientos, envidias y diatribas pero, por sobre todos los honores, la gratitud de una región que lo ha visto consignar para la historia su transcurrir de victorias, proyectos y fracasos.

Y la gratitud inmensa de quienes hemos sido cobijados con su capacidad de entrega y de su afecto.

Por eso me regocija que ahora, este junio de 2018, la Universidad de California en Riverside, le entregue el honor de ser conferencista, ante los estudiantes de pregrado y posgrado en literatura latinoamericana, sobre su literatura y su región.

Altísimo honor que comparte con autores de reconocido prestigio que han conformado el ciclo de conferencistas como Elena Poniatowska, Mario Vargas Llosa y unos 150 autores destacados de la cultura literaria latinoamericana.

Mayor honor para Carlos Orlando Pardo porque con esta intervención cierra Raymond L. Williams el ciclo de conferencias de los más distinguidos escritores del siglo XX y XXI en las universidades donde ha ejercido su magisterio literario y crítico.

Que siga la cosecha. Ya nada tapará la luz que surgiera en El Líbano y ha rebasado las fronteras.

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