Si los libros hablaran

Benhur Sánchez Suárez

Un día del mes noviembre dejé de leer para descansar y me asomé al ventanal que da al parque. Algo había cambiado en el paisaje que he admirado cada día. Junto a uno de los caminos encementados, que muchos utilizan para atravesar el parque y subir hacia el centro o bajar hacia el eje comercial de la calle 60, se elevaba un tubo que sostenía una casita de madera pintada de amarillo.

Por la tarde bajamos al parque, porque con Alba salimos casi todos los días a caminar hacia Multicentro, donde degustamos un espumoso capuchino, me acerqué y descubrí que la casita contenía libros. Chismoseé un poco, por supuesto, porque su ventana es de vidrio y, además, se puede abrir sin dificultad.

Al día siguiente se me ocurrió que podía poner algún ejemplar de mis libros publicados, pues intuí que podía llevarme unos y dejar otros. Nadie me había explicado qué hacía la casita en nuestro parque. Pero así lo hice. A la tarde siguiente ya no estaban mis libros. Se los llevaron, pensamos y me alegró muchísimo. Alguien los está leyendo, soñé.

Hoy ya sé que la casita hace parte de un programa llamado “Libros a la calle”, que organiza el “Colectivo por Ibagué”, liderado por Grace Cifuentes y varios jóvenes entusiastas que le colaboran. El colectivo es un grupo interesado en “proponer estrategias sociales, políticas y culturales que mejoren la calidad de vida, la convivencia, el desarrollo y el gobierno de Ibagué”.

Como lo intuí, los libros son del uso de la comunidad que, al apropiarse del programa, cumplen el ciclo propuesto por los organizadores: “toma un libro, lee un libro, dona un libro, comparte”. Hoy hay 30 casitas en varios puntos de la ciudad, lo que constituye una biblioteca pública muy especial.

Por donde usted pase y haya una casita podrá tomar un libro y devolverlo en otra, además de donar alguno que considere pueda ser compartido con los habitantes del barrio y de la ciudad.

Cada casita es donada por personas y empresas interesadas en promover la lectura y el pensamiento crítico en los ciudadanos. Así que, si ven una casita en su parque, enriquézcanla con su utilización, lean su contenido y obsequien otros libros para más lecturas. Con el tiempo, tendremos una fabulosa biblioteca para todos los gustos y todas las edades.

Si los libros hablaran, nos contarían que en Ibagué hay una ciudadanía que lee y que su promedio de lectura está por encima del resultado nacional.

Así que pensamos y deseamos que cada ciudadano sea quien cuide la continuidad del programa, leyendo los libros y aportando otros porque compartir, sin lugar a dudas, en un paso fundamental para contribuir a la paz que tanto hemos buscado.

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